Los nervios en el astillero vigués Barreras, controlado en un 51% por la petrolera Pemex, afloran de nuevo en pleno verano. La grave crisis financiera que sufre la compañía estatal mexicana y el plan de ajuste puesto en marcha de urgencia para intentar salvar los muebles (acumula pérdidas de 40.000 millones de dólares y un pasivo de 130.000 millones de dólares en 2015) le ha obligado a cancelar los contratos de nuevos buques.
Entre ellos están dos encargados a los astilleros gallegos, uno a su filial Barreras y el otro a Navantia. Los dos tienen fecha de entrega este año, pero Pemex está demorando su recepción porque ni quiere ni necesita ahora los buques. Pero es que además no puede liquidar la parte de presupuesto pendiente de pago.
Barreras achaca el retraso a "cuestiones técnicas", pero la plantilla teme que el buque tardará en salir del astillero porque su dueño ya no lo quiere
El problema es que el buque-hotel ‘Reforma Pemex’, construido en Barreras, está ya listo para el cliente, si bien han surgido sorprendentes problemas técnicos de última hora que han levantado las alarmas de los empleados de la empresa y del sector naval gallego en general.
Debería haber sido entregado el 16 de julio pasado, pero la operación se pospuso para principios de agosto. Sin embargo, han surgido nuevos y supuestos problemas, relacionados con los trabajos de pintura, que Barreras, cuya dirección está controlada por la propia Pemex, los atribuye a la empresa subcontratada para ello, cuyo contrato ha sido rescindido.
Fuentes del sector naval gallego sospechan que es la propia Pemex la que está dilatando los plazos de entrega para no tener que asumir la recepción de los llamados ‘floteles’.
La petrolera estatal mexicana ha dicho que ya no necesita los buques y le ha pedido a los astilleros que intenten buscar operadores para realquilarlos o venderlos
De hecho, la compañía ha reconocido que quiere realquilar estos dos buques, tanto el de Barreras como el de Navantia, a otros posibles operadores. Es más, está dispuesta a venderlos y deshacerse de ellos, dado que no puede afrontar los pagos pendientes ni quiere integrarlos en su flota.
En este contexto, otras fuentes avanzan que Pemex estaría dispuesta incluso a vender su 51% en Barreras, operación que se cerró bajo el paraguas de la Xunta de Alberto Núñez-Feijóo tras la guerra que mantuvo la petrolera mexicana con Repsol, cuando poseía un 9% del capital de la española y trató de desbancar de la presidencia a Antonio Brufau.
La petrolera mexicana perdió la batalla y tuvo que vender su participación en Repsol y dejar el consejo.