De poco importa que haya una leve mejora económica. O que se apruebe una reforma que recortará en 800 millones el gasto en pensiones desligando las revalorizaciones del IPC. Tampoco que en el horizonte se vislumbre un menor coste de las prestaciones por desempleo. En 2014, las cuentas públicas volverán a engordar el gasto. Los Presupuestos Generales del Estado del año que viene inflarán los desembolsos un 2,7 por ciento. Y la partida que más se dispara es la destinada a la caja de la Seguridad Social.
Descontadas las obligaciones de ejercicios anteriores, el Gobierno inyectará el año que viene al sistema de pensiones y los servicios de empleo unos 30.000 millones, cifra que representa un incremento de 4.825 millones respecto a 2013, tal y como se refleja en el Límite de Gasto No Financiero fijado por el Ministerio de Hacienda.
La cantidad aportada toma altura a una velocidad de vértigo y ya abarca el 22 por ciento de todos los desembolsos del Estado central, frente al 5 por ciento que suponía en 2008. Estos fondos sufragan las prestaciones no contributivas, una porción de los subsidios por desempleo, las cotizaciones de los parados y las bonificaciones y reducciones de cuotas.
Un 2013 con sobresaltos
Para el ejercicio 2013, el Estado había consignado una transferencia a las arcas de la Seguridad Social de unos 25.000 millones, en concreto 10.340 millones para el Servicio Público de Empleo Estatal y 15.557 millones para atender las pensiones, de los que 7.895 millones se destinan a complementos a mínimos.
Sin embargo, por más que se habían recortado las ayudas al desempleo y se habían endurecido las condiciones de acceso al cobro, a principios de año el coste de los subsidios de paro no remitía. Y ello pese a que más y más ciudadanos habían agotado su prestación; e incluso cuando los nuevos perceptores habían cotizado menos y por periodos más cortos.
Desconcertado, el Gobierno entró en pánico y extendió un crédito extraordinario por valor de 5.800 millones para hacer frente a cualquier desviación. Pero en ese preciso instante la factura empezó a rebajarse y ahora parece que no hará falta apurar ese colchón extra. Durante los siete primeros meses del año, el gasto por desempleo alcanza los 18.018 millones de euros, un poco menos que los 18.452 millones anotados en el mismo periodo de 2012 pero por encima de los 17.505 millones desembolsados hasta julio de 2011.
Sin embargo, semejantes ahorros no están exentos de una contrapartida terrible: barridos por la crisis, 1,8 millones de hogares tienen a todos sus miembros activos en paro, y 1,7 millones de parados registrados se han quedado sin cobertura.
El sistema de pensiones
Al mismo tiempo, el capítulo de las pensiones ni siquiera tiene pinta de contenerse. Como año tras año se incorporan cerca de 100.000 nuevos jubilados con prestaciones cada vez más altas, la partida continúa al alza al margen de la coyuntura. Durante la última década, el gasto ha crecido en torno a un 70 por ciento. Los desembolsos totales se han elevado a tasas anuales del 6 por ciento, por encima de la inflación y del crecimiento del PIB.
En tanto en cuanto la riqueza aumentaba, se podía pagar sin problemas. Pero la situación ha sufrido un vuelco. Los ingresos se resienten porque la devaluación salarial sigue erosionando las bases de cotización y el número de trabajadores que sostiene la Seguridad Social ha caído hasta los niveles de 2003, situándose en los 16,3 millones, lejos de los 19,2 millones conseguidos en el pico de la burbuja.
Según los números de Contabilidad Nacional, las administraciones de la Seguridad Social dispusieron en 2012 de unos recursos no financieros por valor de 150.445 millones, frente a unos empleos no financieros de 160.576 millones, lo que arrojó un déficit de 10.131 millones. Durante los siete primeros meses de 2013, la Seguridad Social ha ingresado 92.531 millones, frente unos gastos de 91.997 millones, lo que revela un desfase de 534 millones. No obstante, este agujero está adulterado, pues ya se le ha anticipado al sistema la mayor parte de los fondos del Estado, unos 22.775 millones. Aun con el aumento de estas transferencias, el Gobierno prevé que el conjunto de la Seguridad Social registrará un déficit del 1,4 por ciento del PIB en 2013 y del 1,1 por ciento en 2014.