Philip Morris quiere ser una empresa tecnológica. Su objetivo es sustituir progresivamente los cigarrillos convencionales por productos libres de combustión. Para 2025, el fabricante de Marlboro se marca como objetivo que al menos el 30% del total de sus ventas provengan de esta categoría.
Para respaldar esta senda ha presentado esta semana en España su nueva generación de tecnología para el calentamiento de tabaco, IQOS 3 y IQOS 3 MULTI. "Este lanzamiento supone para la compañía consolidar la expansión de IQOS en España, así como de la categoría del tabaco calentado", destacan en su presentación.
El director general de Philip Morris para España y Portugal, Enrique Jiménez, explicaba en la presentación que “el desarrollo de productos más innovadores e intuitivos, como IQOS 3 y IQOS 3 MULTI, va a ser la clave para facilitar que cada vez más fumadores adultos en España se pasen lo antes posible a este tipo de alternativas mejores a seguir fumando”.
En España, desde su lanzamiento a finales de 2016, se han vendido 175.000 dispositivos IQOS
Su tecnología, que empezó a comercializarse a finales de 2014, cuenta ya con más de 6,6 millones de usuarios en el mundo repartidos en los 44 países donde está presente. En España, desde su lanzamiento a finales de 2016, se han vendido 175.000 dispositivos.
Estos datos evidencia el cambio de tendencia de un sector afectado por 'la moda' de dejar de fumar. La multinacional tabacalera destaca que esta tecnología tiene como objetivo "ofrecer una mejor alternativa a los fumadores adultos, manteniendo una experiencia sensorial similar a la del cigarrillo tradicional, con tabaco pero evitando el humo y la ceniza, con un olor reducido", explican.
Para alcanzar estas cifras, la compañía ha invertido 15 años y 4.000 millones de euros en el desarrollo e investigación científica de productos innovadores que tengan el potencial de reducir el daño en comparación a seguir fumando. Los estudios realizados por la compañía demuestran que el vapor de IQOS contiene unos niveles de sustancias tóxicas que son, de media, un 90% inferiores a los del humo de cigarrillo.