Las cuentas de los mayores bancos de Portugal revelaron que el sector financiero aún está lejos de consolidar sus resultados al sumar pérdidas de 800 millones de euros en el primer semestre, el doble que en el mismo periodo de 2012.
La caída de la actividad financiera, las insolvencias y el aumento de las provisiones para garantizar la capitalización de las entidades retrasaron la recuperación de los bancos portugueses en el tercer año consecutivo de recesión del país. El resultado total presenta pérdidas de 816 millones de euros, que doblan los 383 millones registrados en el mismo semestre de 2012.
Solo dos de las cinco mayores entidades financieras, el BPI y Santander Totta, presentaron beneficios entre enero y junio de 2013, frente a las pérdidas de las tres principales entidades del país, la CGD, el BCP y el BES. A este balance se suman los 196 millones en negativo del Banif (Banco Internacional de Funchal), entidad menor que atraviesa graves dificultades y que recurrió este año a 1.100 millones de fondos estatales para cumplir los ratios de capital de la Autoridad Bancaria Europea.
El lastre mayor fue, sin embargo, del principal banco privado de Portugal, el Banco Comercial Portugués (BCP), participado por el Sabadell español, que tuvo 488 millones de euros en pérdidas, aunque fueron 56 millones menos que en el mismo periodo de 2012. La entidad, afectada por sus operaciones en Grecia y por el proceso de capitalización del banco a través de fondos públicos, aún no ha conseguido remontar los baches de los años anteriores, con un récord de pérdidas de 1.200 millones de euros en 2012 y de 800 millones de euros en 2011.
El segundo banco con peores números en el primer semestre de 2013 fue el Banco Espírito Santo (BES), que registró unas pérdidas de 237 millones de euros frente a los beneficios de 25 millones de euros en ese mismo periodo en 2012. También el banco estatal portugués Caixa Geral de Depósitos (CGD), la mayor entidad financiera del país, tuvo pérdidas de 181 millones de euros, que empeoran las cuentas del mismo periodo de 2012, cuando cerró con un resultado negativo de 12,8 millones de euros.
En positivo cerraron solo el Banco Portugués de Inversión (BPI), el segundo mayor del sector privado luso, y la filial del español Santander en Portugal, el Santander Totta, aunque ambos redujeron sus beneficios. El BPI ganó 59 millones de euros en el primer semestre, un 30,7 % menos en comparación con el mismo período de 2012, al sufrir el impacto negativo del pago de 45 millones de euros en intereses de títulos del Tesoro luso, así como de la fuerte disminución de la actividad económica nacional, según la entidad financiera. Por su parte, la filial lusa del Santander ganó 31 millones de euros entre enero y junio, la mitad de los beneficios registrados en el primer semestre de 2012.
El retroceso del producto bancario (22,7%), las pérdidas en la actividad de seguros de 435 millones de euros y la disminución del crédito concedido acentuaron la merma de las ganancias. A las dificultades de la evolución económica del país se añaden las exigencias de reforzar sus ratios de capital de la Autoridad Bancaria Europea, para situar el índice Core Tier 1 -indicativo de su solvencia- por encima del 9 por ciento.
Además de la petición de ayuda estatal de Banif este año, el BCP, el BPI y la Caixa Geral solicitaron una inyección de capital público en 2012 de 6.650 millones de euros. Los fondos proceden del rescate financiero de Portugal, acordado en mayo de 2011 por valor de 78.000 millones de euros y que reservó 12.000 millones para ayudas extraordinarias al sector financiero.