El precio de la luz ha subido en España en la última década a un ritmo que duplica al de la media del conjunto de la Unión Europea y que supera de forma notable el registrado por los países de su entorno. En concreto, en los últimos diez años el recibo se ha encarecido un 53%, tan sólo superado por los datos de Letonia y Grecia. Los consumidores de gas no han corrido mejor suerte, toda vez que España también es el tercer país miembro en el que más subió desde 2008, con un crecimiento muy cercano al 25%.
Se trata de cifras avaladas por la Agencia para la Cooperación de los Reguladores Energéticos (ACER) y recogidas en el informe anual correspondiente a 2017 en el que se analiza el comportamiento de los mercados internos. Según el documento, los consumidores españoles pagaron el pasado año el sexto recibo más caro de la Unión Europea, con un registro de 22.4 céntimos de euro por kilowatio/hora, casi un 10% por encima de la media comunitaria y superior al de la mayoría del resto de las grandes economías del Viejo Continente.
Eso sí, el precio de la luz en España aún está lejos del alcanzado en Alemania y Dinamarca (donde se dan las cotas más elevadas de la Unión Europea) cuyos consumidores pagaron casi un 25% más en 2017. Sin embargo, si se toma como referencia la última década, en ninguna de las economías de referencia subió tanto el recibo como en España.
En Francia, el incremento fue del 42,6%, mientras que en Alemania se fue algo por encima del 40%. Reino Unido registró un incremento del 18% y en Italia apenas ha habido variación en los últimos diez años.
El peso renovable en el recibo
El informe también analiza las partidas que componen el recibo de la luz en los países de la Unión Europea, lo que da algunas claves para entender la evolución de los precios en los últimos años. La que ha mostrado una mayor evolución es la referenciada a los diferentes estímulos al desarrollo de energías renovables. En este caso, España también se sitúa entre los países más destacados, toda vez que el 17% del coste total del recibo está relacionado con este capítulo, una proporción tan sólo superada por cinco países (Reino Unido, Eslovaquia, Letonia, Portugal y Alemania).
No obstante, también cabe destacar que, en el caso de España, en los últimos años la partida correspondiente a los impuestos ha ganado la mayor parte del peso que ha perdido la del mercado mayorista de la electricidad, que actualmente supone un 35% del recibo.
Ambos factores contribuyen a explicar por qué la luz ha subido un 53% en España en la última década cuando el precio de la electricidad en el mercado mayorista ha experimentado un incremento de algo más del 34%. Desde el punto de vista fiscal, destaca el recientemente suspendido impuesto a la generación, introducido con el fin de revertir la tendencia al déficit del sistema.
En contra de discriminar tecnologías
Los reguladores europeos también hacen hincapié en el informe en que no se debe dar un trato discriminatorio a las diferentes tecnologías, lo que iría en contra del pacto presupuestario alcanzado por el Gobierno y Unidos Podemos referido a las retribuciones de las plantas hidroeléctricas y nucleares.
ACER también considera que los mercados mayoristas no deberían tener un precio máximo establecido, una circunstancia que se da en el mercado ibérico, con un tope situado en los 180 euros por megawatio/hora.
El informe también destina un apartado referido a los márgenes comerciales de los distribuidores de electricidad. En este capítulo también destaca la posición de España, ya que los reguladores europeos consideran que el margen obtenido por las comercializadoras ha sido cercano a cero en los últimos cinco años, lo que contrasta con las cifras que se dan en países como Reino Unido, por encima de 40 euros por meagwatio/hora, o Alemania (en torno a 35).