Prisa ha anunciado este jueves un pacto con la totalidad de sus acreedores para refinanciar sus 1.148 millones de euros de deuda. La editora de El País ya contaba con el visto bueno del 79,7% de deudores y en las últimas semanas ha logrado la adhesión del resto de los deudores, tal y como ha explicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Ciertamente, la refinanciación no corría ningún peligro, ya que el grupo ya había logrado el 75% de apoyo de los acreedores, pero la alternativa a no lograr un apoyo total ‘por las buenas’ implicaba abrir la vía judicial en Reino Unido, lo que dilataría considerablemente los plazos.
Esta fórmula es posible porque los acuerdos de refinanciación están firmados bajo la ley inglesa, donde existe una figura denominada Scheme of Arrangement (SoA) que permite a las empresas forzar el sí de sus acreedores cuando hay una minoría disidente.
Venta de Santillana España
Para cerrar esta nueva refinanciación, ha sido clave la venta de Santillana España al grupo finlandés Sanoma por 465 millones de euros. De esa cifra, 400 millones van a ir destinados directamente a cancelar pasivo.
Los términos de la refinanciación también incluyen un alargamiento del calendario de pagos hasta 2025. El contrato tiene un coste inicial del 5,5% de interés y un coste total medio del 7%. En resumidas cuentas, configurará un calendario de pagos más asumible para Prisa, cuyos negocios han sufrido ostensiblemente las consecuencias de la crisis de la covid.
Hay que recordar que, durante los últimos años, han sido varias veces las que Prisa ha tenido que apelar al 'favor' de sus acreedores para poder pagar su deuda. La última fue en 2018, cuando alcanzó un pacto para refinanciar sus adeudos que suavizaba sus condiciones de pago.
Ese pacto fijaba el pasado abril como la fecha establecida para amortizar 275 millones de euros (Milestone 2020). Sin embargo, el grupo no pudo cumplir esa condición, lo que provocó un encarecimiento de sus deuda.
Con este último movimiento, el grupo tratará de obtener oxígeno en el que quizá sea el momento más complicado de su historia, con una deuda de 1.148 millones de euros, con unos ingresos que han caído significativamente desde el inicio de la pandemia y con un precio en bolsa que se ha derrumbado el 60% desde marzo.