Los datos hablan son elocuentes: Vodafone ha perdido más de 600.000 líneas sólo en el último año, según datos de la CNMC (Comisión Nacional del Mercado de Valores). Sopla el viento en contra del barco cuyo timón dirige Antonio Coimbra. La compañía anunciaba ayer 1.200 despidos, el 23% de su plantilla, formada por más de 5.100 empleados.
Los datos, los resultados de las empresas, son consecuencia de las decisiones de quienes las gobiernan. Los centenares de miles de líneas cedidas por Vodafone son el penúltimo capítulo de un serial que, junto a la irrupción de MásMóvil en el mercado, han llevado a la embarcación española de patrón inglés a un nuevo Trafalgar: perderá uno de cada cuatro tripulantes.
La compañía ha justificado la medida en razones “económicas, productivas y organizativas”. También ha aludido a la guerra de precios del mercado, que ha afectado sobre sus ingresos. “La demanda de servicios sigue creciendo de forma exponencial y no así los precios: cerca del 50% de las altas brutas están asociadas con ofertas “low y medium cost”, lo que obliga a Vodafone a tener una estructura de costes preparada para competir con éxito en todos los segmentos”.
Vodafone no pujó por los derechos del fútbol, esto puso en riesgo 400.000 clientes de la compañía, tanto de su televisión como de banda ancha y telefonía móvil
El efecto MásMóvil
MásMóvil ha sido una de las tempestades más fuertes que ha tenido que enfrentar. El operador dirigido por Meinrad Spenger le ha robado cerca de un millón de clientes a Movistar, Vodafone y Orange. Todo indica que el operador inglés ha sido el caladero en el que MásMóvil más clientes ha pescado.
La oferta de este nuevo actor, basada en un producto de bajo coste, ha impactado directamente en la línea de flotación de Vodafone. Lowi, su Operador Móvil Virtual (OMV) para el mercado low cost, ha sido incapaz de frenar la pérdida de clientes.
Ciertamente, es un momento complejo para las compañías de telecomunicaciones, en el que la drástica caída del negocio tradicional les ha obligado a explorar nuevas vías de negocio. Eso les llevó, entre otras cosas, a realizar fuertes inversiones para poner en marcha plataformas de televisión de pago, cuyo producto estrella es el fútbol. Sin ir más lejos, su competidor, Telefónica, ha comprometido 4.000 millones de euros en los próximos tres años para emitir La Liga y la Liga de Campeones.
La compañía realizó un desembolso multimillonario en España hace casi un lustro con la adquisición por 7.200 millones de euros en ONO, cuya red luego tuvo que mejorar para poder ofrecer mayor velocidad
El fútbol
Ante la constante inflación de los precios del fútbol que había tenido lugar durante los años precedentes, en 2018 Vodafone anunció su intención de no comprar los derechos audiovisuales de este deporte. Eso puso en riesgo 400.000 clientes –según la compañía-, tanto de su televisión como de banda ancha y telefonía móvil. Es decir, los productos que componen su oferta convergente.
El pasado noviembre, en la presentación de los resultados de los seis primeros meses de su año fiscal –con la guerra del fútbol ya iniciada-, la compañía reconoció la pérdida de 98.000 clientes de televisión y un descenso de los ingresos de explotación del 3,2% y de la facturación por servicio del 4,7%.
Sólo durante el verano –segundo semestre-, Vodafone registró 66.000 bajas y una caída de su facturación por servicio del 7,2%, según los datos revelados hoy por el grupo. Este descenso del número de abonados del fútbol repercutió sobre el número de contratos de banda ancha fija, que cayó en un total de 69.000.
Las negociaciones con los sindicatos podrían reducir los 1.200 despidos planeados
La compra de ONO
En una comparecencia que realizó pocas semanas antes de terminar 2018, durante una presentación de resultados trimestrales, el nuevo consejero delegado del grupo, Nick Read, advirtió de que España e Italia estaban lastrando el despegue de la compañía, por lo que avanzó una nueva estrategia comercial y una transformación de costes para relanzar el negocio.
No hay que olvidar que Vodafone realizó un desembolso multimillonario en España hace casi un lustro con la adquisición por 7.200 millones de euros en ONO, una empresa de referencia en cable que le convirtió en la segunda operadora en volumen de negocio, pero que le ha obligado a realizar una cuantiosa inversión para mejorar su red, que, en parte, no estaba a la altura de las exigencias del mercado.
La fortaleza de Telefónica –antiguo monopolio, pero aún líder en el mercado-, la pujanza de Orange –con su estrategia de convertirse en una “empresa de servicios”- y la irrupción de MásMóvil –con una agresiva política de precios- han situado a Vodafone en una compleja encrucijada en España y ha obligado a sus responsables a plantear la primera medida drástica: proponer la eliminación de 1.200 empleados. A partir de ahora, habrá que ver si en la negociación con los sindicatos ese número se reduce.