El Reino Unido perderá entre tres y cinco años en la carrera del 5G, que es la gran revolución económica que se avecina, según la patronal de compañías de telefonía móvil GSMA. Entre el Brexit y su exclusión de la red inteligente, las empresas estarán en desventaja con otras firmas europeas y asiáticas.
La batalla por excluir al proveedor asiático Huawei del despliegue del 5G no tiene nada que ver con la seguridad y no existe ninguna prueba que justifique esta decisión, insiste GSMA. Esta estratagema se relaciona con una maniobra política por el control del futuro que se desarrollará gracias a la 5G.
El Reino Unido es más dependiente de agentes externos ahora que antes del Brexit y ha hecho un seguidismo de las políticas de Donald Trump al quedarse solo en el panorama internacional.
La decisión del Ejecutivo de Boris Johnson de buscar aliados está condicionada por la política del Gobierno de Estados Unidos que esta semana está de gira por Europa para presionar al Reino Unido, Alemania, Francia e Italia para que revoquen sus decisiones soberanas de contar con Huawei. La cesión al Ejecutivo de Trump puede ser una exigencia estadounidense antes de firmar un tratado de libre comercio con Reino Unido, tras las consecuencias económicas que supondrá el Brexit.
Johnson y la política interna
Al mismo tiempo, Boris Johnson juega con la política interna. La ley de Seguridad que China pretende aplicar en Hong Kong se ha convertido en un problema entre liberales y conservadores británicos. El primer ministro necesita ofrecer a su Parlamento una imagen de mano dura contra China para evitar un conflicto interno, y ha utilizado el asunto de Huawei para hacer una demostración de fuerza.
Las principales operadoras británicas, BT y Vodafone, desaprueban la decisión del Boris Johnson y han avisado de que eliminar los equipos de Huawei de sus infraestructuras para el 5G puede provocar un sobrecoste de unos 6.000 millones de libras (más de 6.604 millones de euros) y problemas para los clientes.
Este coste recaerá sobre los consumidores del Reino Unido, y las empresas pueden ver un incremento en sus facturas mensuales entre un 10 y un 15%.