Repsol vive una situación financiera muy difícil (con una caída del beneficio del 39% en el primer semestre y un entorno de precios del petróleo que no levanta cabeza (barril a 46 dólares), y quiere salvar por todos los medios posibles su calificación crediticia a largo plazo de 'BBB-', que le permite seguir acudiendo a los mercados y no caer en el temible bono basura.
Standard & Poor's sacó en marzo a la petrolera española de la peligrosa situación de "vigilancia negativa" y mantuvo su rating, después de que ésta anunciara un recorte del 20% del dividendo y se comprometiera a cumplir un agresivo plan de venta de activos y recorte de inversiones.
La agencia estadounidense emplazó a la compañía a una nueva reunión en septiembre para valorar el grado de cumplimiento de su plan de disciplina financiera. Fuentes internas de Repsol consultadas por Vozpópuli, así como otras fuentes del entorno de su accionariado han confirmado un encuentro con los 'hombres de S&P' "a mediados de septiembre, en torno al 15 de mes".
La venta del 10% de GNF y de los activos asiáticos permitirá al grupo presentar a las agencias de rating la entrada de 'cash' por más de 5.000 millones
Un portavoz oficial del grupo dijo que "Repsol no tiene prevista ninguna reunión con S&P". La compañía ha acelerado en los últimos meses el programa de desinversión de activos y con ello podrá presentar a la agencia de rating un volumen de ventas superior al comprometido en un periodo de tiempo inferior al previsto.
Según la compañía, desde el lanzamiento del plan estratégico de octubre de 2015, los activos vendidos han aportado a las arcas del grupo unos 2.800 millones de euros. A estos se sumarán los en torno a 2.000 millones de euros que este mismo mes también desembolsará el fondo estadounidense Global Infraestructure Partners (GIP) para hacerse con el 10% que venderá Repsol, en una operación conjunta en la que este inversor tomará otro 10% del que se deshace Criteria Caixa.
Para no quedarse cortos e ir a por todas, adicionalmente a todas estas operaciones, que ya suman unos 4.800 millones en 'cash', Repsol blandirá ante S&P su intención de deshacerse de algunos activos petroleros en Asia, señalan esas mismas fuentes internas de la compañía.
El proyecto ya viene de atrás, pero llevaba meses parado. En noviembre pasado, el consejero delegado del grupo, Josu Jon Imaz, avanzó que se estaba estudiando la venta de parte o todo el negocio de la región Asia-Pacífico, sobre todo después de la integración de Talisman, compañía con importante presencia en la zona.
El objetivo es no perder el rating 'BBB-' para poder seguir acudiendo a los mercados financieros
Por entonces, ni Imaz ni el presidente del grupo, Antonio Brufau, querían oír ni hablar de recortar el dividendo o de vender una parte del paquete accionarial de Gas Natural Fenosa (ahora pasará del 30% al 20%), pero el precio del petróleo no remontó y las agencias de rating se abalanzaron sobre Repsol y, por extensión, por el resto de las petroleras.
Finalmente, Repsol ha tenido que recortar un 20% el dividendo, ha pactado la venta del 10% de GNF y ahora desempolva el plan de salida de activos principalmente en Indonesia, pero también en Malasia y Vietnam.
Los campos de gas y crudo en esta zona se podría vender de forma conjunta o por separado y la propia Goldman Sachs sería la encargada de estar moviendo el cuaderno de venta, según las fuentes internas de Repsol.
Si se formalizan estas ventas, Repsol superará con creces el plan para ingresar más de 5.000 millones de euros en un periodo récord, para evitar sustos en el nuevo proceso de revisión del rating de deuda al que tanto S&P como Moody's someterán a las compañías del sector petrolero.
Repsol confía en poder seguir manteniendo su nivel 'BBB-'