El beneficio neto de Repsol en el primer trimestre fue de 608 millones de euros, con una mínima variación sobre los 610 millones obtenidos por la empresa en los tres primeros meses de 2018. De acuerdo con las cuentas que la compañía remitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), su resultado bruto de explotación ascendió a 1.810 millones de euros, también en línea con el que registró entre enero y marzo del año pasado.
No obstante, Repsol logró batir ampliamente el consenso de los analistas en lo que se refiere a su beneficio neto ajustado, el que se refiere específicamente a la marcha de los negocios, que se fue hasta los 618 millones de euros, un 6% por encima del registrado en 2018 y un 9% más que lo previsto por los expertos que siguen el valor.
Las cuentas trimestrales de Repsol se vieron afectadas por factores como los menores precios de las materias primas en relación con el periodo comparable, un 8% en el caso del petróleo, y también por la interrupción de la producción en Libia hasta comienzos del mes de marzo. Estos puntos se vieron compensados por la apreciación del dólar frente al euro y la mayor eficiencia en los costes de exploración, aspectos que aportaron conjuntamente más de 160 millones de euros al resultado específico.
Repsol cerró el pasado ejercicio con sus mejores resultados de los últimos ocho años, que incluyeron un beneficio de 2.341 millones de euros, un 10% por encima del obtenido en 2017. Las cuentas de la empresa energética se vieron impulsadas por el incremento de los precios del petróleo y el buen comportamiento de su área de exploración, que logró duplicar su resultado positivo en relación con el del año anterior.
La junta de accionistas de Repsol, que se celebrará a finales de mayo, someterá a votación, entre otros puntos, la reelección del presidente, Antonio Brufau, por cuatro años más, hasta 2023, año en el que se despedirá de la compañía.