Tras la cifra amable, incluso "manejable" como reconoció el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, de los 62.000 millones de necesidad de capital para la banca española, el informe de Oliver Wyman descubre el dato dramático de los test de estrés: un deterioro sobresaliente de la catera crediticia de las entidades. Según el escenario adverso planteado por Oliver Wyman hasta 2014, las pérdidas de la banca pueden alcanzar los 274.000 millones. En el caso del cuadro económico base, aquel al que no se aplica ningún tipo de estrés, las minusvalías llegan a los 190.000 millones. Mientras, las estimaciones de Roland Berger son menos duras. Las pérdidas en el escenario estresado se sitúan en 170.000 millones, mientras que en el base se rebajan hasta los 119.000 millones.
"Apenas existe un 1% de posibilidades de que se haga realidad el peor de los escenarios", reconocía Fernando Restoy, subgobernandor del Banco de España, que compartió presentación con Jiménez Latorre, en una escenificación de la nueva etapa de concordia entre Economía y el supervisor, tras la salida de Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Sin embargo, algunos de los datos utilizados por Oliver Wyman para formular este marco económico apocalíptico no están muy lejos de las cifras reales.
La consultora prevé una tasa de paro del 25,1% para 2012. En marzo, ya se registraba un 24,1% de desempleo. En cuanto a la vivienda, Oliver Wyman utiliza una caída de los precios del 19,9%. Según los datos del INE, correspondientes al primer trimestre de este año, el desplome de los precios alcanza ya el 12%, con respecto al mismo período del año anterior. Desde que se inició la crisis, los precios acumulan una caída del 30%. Pero si hay un dato que entremezcla la realidad con la ficción es el de la rentabilidad del bono español a 10 años. La simulación de la consultora se realiza con una cifra del 7,4%. La pasada semana, en plena borrasca de la prima de riesgo, con niveles cercanos a los 600 puntos básicos, la rentabilidad superó el 7,2%.
De todas las variables macroeconómicas formuladas en el peor de los escenarios, la caída del Producto Interior Bruto del 4,1% es la clave más lejana de la situación económica española. Actualmente, es del 0,3%. Las previsiones para final de año oscilan entre una caída del 1%, pronosticada por la Comisión Europea; un 1,5%, según el Banco de España; y la más negativa, la del FMI, con un 1,7% de retroceso.
Sabadell, Bankinter y Popular aseguran que no necesitarán ningún tipo de ayuda. Kutxabank podría estar también en esa situación
En el análisis estresado realizado por Oliver Wyman, la banca española cuenta con una capacidad de absorción de pérdidas de 212.000 millones en este ciclo de tres años, distribuida entre las provisiones ya constituidas (98.000 millones), la capacidad de generar nuevos beneficios (68.000 millones) y el exceso de capital por encima del nivel exigido del 6% (39.000 millones). Por tanto, la mayoría del sector, a excepción de Santander, BBVA y Caixabank, las tres entidades que no necesitarán ningún tipo de ayudas, según Economía y el Banco de España, presentan un déficit de capital de 62.000 millones. En el caso del ejercicio de Roland Berger, las necesidades se rebajan hasta los 51.000 millones.
Las cifras definitivas, en septiembre
Estas cifras aún no son definitivas, son meras estimaciones globales, hasta que a mediados de septiembre, tras otro test de estrés más detallado e individualizado de las carteras crediticias de cada entidad, que realizará únicamente una de las dos consultoras (parece más que probable que la elegida sea Oliver Wyman), se den a conocer las necesidades de capital de forma individualizada. Este ejercicio adicional obligará a una nueva provisión genérica para todo el sector de aquellas carteras sobre las que no habían incidido los dos primeros reales decretos. Es decir, los préstamos hipotecarios, industriales y de consumo.
Una vez comunicado los resultados de este nuevo test, las entidades con déficit de capital tendrán quince días para detallar un plan de recapitalización y llevarlo a la práctica durante los siguientes nueve meses. En definitiva, el sector no estará totalmente recapitalizado hasta dentro de un año, lejos de la celeridad que exigen la presión de los mercados y las diferentes instituciones económicas europeas y mundiales. De hecho, el pasado viernes, el FMI urgía a Bankia a presentar su plan de recapitalización.
Salvo Santander, BBVA y Caixabank, cuya solvencia parece incuestionable tras estos análisis a sus carteras crediticas, las auditorías de Roland Berger y Oliver Wyman no han servido para acabar con las dudas del sector. En especial, con la de algunos bancos cotizados como el Sabadell, Bankinter y Popular, a los que Economía y el Banco de España integra en un grupo de entidades que pueden no necesitar ningún tipo de ayuda a tener que soportar fondos públicos comunitarios. Desde estas tres entidades se asegura que podrán cumplir por sí mismas con cualquier requerimiento. En esta misma situación podría estar Kutxabank.
El Gobierno oficializará el próximo lunes la petición de rescate a la banca. La cifra puede ser inferior a los 62.000 millones de euros
"Este ejercicio no deja a las entidades en posición difícil y tampoco existe riesgo de que haya un castigo al resto de entidades (en referencia a Sabadell, Bankinter y Popular) a pesar de que no se haya podido individualizar", reflexionaba el secretario de Estado de Economía.
La mayor carga de la recapitalización caerá sobre las cuatro entidades nacionalizadas: Bankia, Novagalicia, Banco de Valencia y Catalunya Caixa. Precisamente, las subastas de estas dos últimas entidades han quedado paralizadas, como adelantó hace semanas Vozpópuli, hasta que no se concreten sus necesidades reales de capital.
Según fuentes del sector, las cuatro nacionalizadas absorberán el 66% de las necesidades de capital totales. Si descontamos de estos 62.000 millones, los 41.000 millones que consumirán las entidades bajo control del FROB, y descontamos a Santander, BBVA y Caixabank, el resto del sector tiene que cubrir un hueco de capital de 21.000 millones. A esta cifra, hay que descontarle el colchón de capital que tienen que dotar las entidades por efecto del primer Plan Guindos. Según los cálculos de algunas entidades, las necesidades de este grupo intermedio oscilan entre los 10.000 a 15.000 millones.
El dato de los 62.000 millones tampoco servirá de base para la petición del rescate que el Gobierno solicitará el próximo lunes. Según fuentes de Economía, España solicitará una primera cifra al Eurogrupo, inferior a esos 62.000 millones, que después se completará en septiembre cuando se conozcan las necesidades definitivas entidad por entidad.
Esta primera cantidad que se tomará de la línea de crédito de los 100.000 millones servirá para comenzar a recapitalizar a las entidades nacionalizadas. "La solución de Bankia no se puede demorar durante más tiempo. La primera inyección de capital desde Bruselas deber ser para esta entidad", solicitan desde el sector.