El magnate conservador judío Sheldon G. Adelson tiene la solución para su negocio del juego: sacar la inversión de los Estados Unidos. Antes de que arreciase la actual crisis mundial, Adelson salvó de la ruina su emporio de Las Vegas Sands gracias a la exportación de casinos a Macao, en 2004. Dos años después repitió experiencia en Singapur, regresando a la lista Forbes como una de las mayores fortunas mundiales. Ahora el multimillonario intenta una jugada similar con Eurovegas en Madrid, pero no le será tan fácil: para ello necesita desinvertir en su propio país.
A Adelson no le importa arriesgar, porque sabe que el azar apenas si da réditos en EE.UU. Pero esta vez no se trata de regiones asiáticas emergentes, sino de Madrid, capital de un país deprimido. Con los resultados aún por ver, el magnate atraviesa algún problema de caja que le impide financiar a corto plazo su proyecto español: no por nada, Adelson acaba de incumplir por segunda vez el calendario que había fijado su compañía sobre la ubicación definitiva y la financiación del plan. También, cada vez que viene a Madrid nunca se olvida de pedir una cascada de prebendas fiscales y laborales. Y por si lo anterior fuera poco, el millonario de Boston ha puesto en venta el lujoso casino de Bethlehem, el más grande del Estado de Pensilvania, en la costa Este.
Así lo ha podido saber Vozpópuli a través de fuentes presentes en las negociaciones con Adelson y su séquito en Madrid, versión que recogen algunos diarios locales estadounidenses como The Morning Call. La venta del casino de Bethlehem servirá para financiar Eurovegas, y también para expandir sus proyectos en Asia. Al parecer, el promotor republicano no tiene tan atados los casi 6.000 millones de euros (el 30% de los 17.000 previstos) comprometidos con el Ejecutivo madrileño a abonar de una tacada. Algo raro, partiendo de que Las Vegas Sands ganó el año pasado más de 8.000 millones de euros, 1.700 más que en 2011. En el PP madrileño temen que el magnate de 79 años, que en breve enviará una delegación a la capital porque él no podrá asistir, acuda sin un plan de viabilidad financiera. Además, aún no se sabe qué municipio, Alcorcón o Paracuellos, cederá los terrenos.
El colosal complejo de Sands Casino Resort Bethlehem abrió en 2009 y en él se llevarían gastados unos 800 millones de dólares desde entonces, según la prensa local. Ahora se vende a toda prisa por unos mil millones de euros. En 2010, Adelson renegó de su obra de Pensilvania: “Si fuera hoy”, gruñó a The Wall Street Journal, “no habríamos empezado a construir todo esto”.
Pero el casino no es tan ruinoso como airea, deliberadamente, su dueño. A una hora de Filadelfia y hora y media de Nueva York en coche, el mastodóntico complejo emplea a 2.500 personas y reporta a la ciudad, Bethlehem –70.000 habitantes y una de las localidades con mayor calidad de vida- nueve millones de dólares anuales, defiende orgulloso estos días a quien le pregunta el alcalde John Callahan ante los rumores de venta. Tiene un hotel con más de 300 habitaciones, varios casinos de lujo y un centro comercial gigante que se vende como microciudad. En 2012, reportó cerca de 100 millones de euros de beneficios al grupo.
El interés de Adelson, pues, reside en que el casino de Bethlehem no aporta tanto a los magníficos resultados de LVS como las filiales asiáticas. Y que la venta inmediata le inyectaría liquidez para acelerar su Eurovegas madrileña, la máxima aspiración del halcón ultraortodoxo.