Esta semana, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha vuelto a situar en el punto de mira las bombas de insulina de la multinacional suiza Roche, que las comercializa bajo la marca Accu-Chek. La agencia gubernamental ha advertido del “daño oculto” que presentan estos dispositivos, que presentan fallos en su sistema si han recibido un golpe o caída.
No es la primera vez que la AEMPS notifica fallos en los dispositivos para la diabetes de Roche. El año pasado, ya solicitó la retirada de varias bombas comercializadas por la farmacéutica suiza ante el riesgo de que los pacientes sufrieran reacciones adversas como consecuencia de las fugas de insulina tras cambiar el cartucho precargado de la bomba.
Llama la atención que continúen los problemas en estos dispositivos, ya que Roche está destinando ingentes cantidades de capital para promocionar su filial dedicada exclusivamente al tratamiento de la diabetes, Roche Diabetes Care. Los reveses que están sufriendo estos dispositivos, no obstante, sólo han provocado un descenso del crecimiento, ya que la ‘farma’ continúa facturando millones con las bombas de insulina.
En 2018, la multinacional suiza facturó 1,980 millones de dólares sólo a base de los dispositivos Accu-Check, un 2% más que el año anterior. Según afirman en su memoria anual, han experimentado un crecimiento en sus ventas en Estados Unidos, Latinoamérica y Asia.
No notifica el error
Según ha explicado el laboratorio suizo, el problema radica en que si la bomba sufre una caída y resulta dañada, deja de funcionar pero no avisa al paciente. Por tanto, aunque la bomba no esté administrando la insulina que necesita su usuario, el dispositivo no se lo notifica de ninguna manera, por lo que el paciente no tiene forma de identificar que no está recibiendo su dosis diaria.
Una bomba de insulina es un pequeño dispositivo del tamaño de un teléfono móvil que administra insulina de forma continuada. Es como una especie de microordenador, programado previamente para proporcionar al paciente insulina de manera continuada las 24 horas del día, por lo que si deja de funcionar sin previo aviso, puede poner en grave riesgo la salud del paciente.
"Este daño oculto podría interrumpir el suministro de insulina y producir consecuencias graves para la salud del portador, como la hiperglucemia", ha establecido la AEMPS en el comunicado. Roche ha actuado con rapidez en este aspecto y está enviando notas de aviso a los centros sanitarios y pacientes que disponen del producto afectado en España para avisarles del problema.
A los médicos que hayan proporcionado a pacientes este dispositivo, se les ha recomendado contactar con pacientes que hayan accedido a estas bombas de insulina para informarles sobre el defecto y formarles sobre cómo pueden verificar que la bomba funciona correctamente.