Representantes de Ombuds y de la banca acreedora del grupo de seguridad, liderada por Santander, tienen previsto la celebración de una reunión en Madrid a primera hora de la mañana de hoy viernes para analizar la situación del grupo. De no haber un acuerdo, la empresa posiblemente se declare en concurso de acreedores.
La dirección de Ombuds culpa a los bancos acreedores -Santander, Caixabank y Bankia- de haber cerrado las líneas de financiación comercial (factoring) a finales del mes pasado "sin previo aviso". La decisión obedece a que "los bancos han decidido abandonar el negocio de la seguridad privada", aseguran las fuentes consultadas.
Los cerca de 8.000 empleados de la compañía seguirán con especial atención la reunión de hoy viernes. Los vigilantes de seguridad de la empresa no han cobrado todavía este mes, y también hay retrasos de pagos a proveedores. Ombuds se acogió recientemente a la figura del preconcurso de acreedores, que otorga un plazo de tres meses, ampliable a cuatro, a la empresa para alcanzar un convenio con los acreedores sin que pueda ser ejecutada deuda debida.
CC OO y UGT se han comprometido, de momento, a no llevar a cabo movilizaciones
Los sindicatos CC OO y UGT firmaron el miércoles con la dirección de la compañía un "compromiso de viabilidad y pagos de nóminas pendientes". De acuerdo al mismo, los trabajadores se comprometen a no llevar a cabo por el momento movilizaciones y a "acudir a sus puestos de trabajo con normalidad garantizando la continuidad del servicio"; por su parte la empresa asegura que hará lo posible por pagar las nóminas atrasadas y extras antes del 30 de julio.
Grupo industrial
Sobre la negociación entre Ombus y la banca planea la posibilidad de que un grupo industrial se convierta en el socio mayoritario de la compañía.
Fuentes financieras y cercanas a la empresa aseguran que existe un preacuerdo con un grupo industrial extranjero que sustituiría en el capital al fondo JZI, que en la actualidad posee el 70% del capital de Ombuds.
Pero las fuentes consultadas señalan que, mientras que la banca espera que el nuevo socio decida su entrada para seguir aportando liquidez al grupo, la compañía extranjera quiere que los bancos abran cuanto antes el grifo financiero. "Es una pescadilla que se muerde la cola", comentan.