La tasa de inflación interanual de la eurozona bajó al 1% en julio, tres décimas menos que el mes anterior y su cota más baja desde noviembre de 2016, según los datos revisados publicados este lunes por la oficina de estadística comunitaria Eurostat.
La oficina europea ha revisado una décima a la baja la estimación que emitió el 31 de julio y que situaba la inflación en el 1,1% en ese mes en la eurozona.
Este nuevo descenso de la inflación acerca la posibilidad de que el Banco Central Europeo tome medidas para estimular la economía en septiembre, después de que en julio su presidente, Mario Draghi, advirtiese de que el emisor no aceptaría "niveles de inflación permanentemente bajos" y de que estaban preparados para actuar de cara a aumentar la tasa.
El objetivo del BCE es mantener la inflación en niveles próximos pero inferiores al 2%. En el conjunto de la Unión Europea la tasa también cayó dos décimas con respecto a junio, hasta el 1,4%, según Eurostat.
En ambos casos la inflación se sitúa en niveles mucho más bajos que en julio de 2018, cuando la tasa fue del 2,2% tanto en el área de la moneda única como en el conjunto de los Veintiocho.
La mayor contribución al aumento de los precios en la eurozona procedió del sector servicios (0,53 puntos porcentuales), seguido de los precios de alimentos, alcohol y tabaco (0,37 puntos), los bienes industriales no energéticos (0,08 puntos) y solo en último lugar del a energía (0,05 puntos).
La inflación subyacente, del 1,1%
La inflación subyacente en la eurozona -que excluye los precios de la energía y alimentos frescos, los componentes más volátiles- se redujo en dos décimas en julio, hasta el 1,1%.
Este es el indicador clave que mira el BCE a la hora de decidir sobre posibles nuevas bajadas de tipos o compras de deuda.