El Banco Central de Alemania ha lanzado la más feroz de la advertencias a la canciller alemana, Angela Merkel, al pronosticar que la economía del país "podría seguir cayendo" en el tercer trimestre del año tras haberlo hecho en un 0,1% en el segundo trimestre.
En su informe del mes de agosto, adelantado por Bloomberg y disponible solo en alemán hasta septiembre, el Banco advierte de que el rendimiento de la economía alemana será "mediocre" en el tercer cuarto del año, al cabo del cual "volverá a caer ligeramente".
De concretarse dicho pronóstico, la primera economía de Europa caería en la situación definida en economía como una recesión: esto es, dos períodos consecutivos de crecimiento económico negativo.
Los motivos de esa eventual recesión son tan conocidos como complejos: las tensiones comerciales globales, fundamentalmente entre EEUU y China; la incertidumbre continental y global con el omnipresente fantasma del Brexit, y la contracción en ese contexto de uno de los pilares de su industria, el sector automovilístico, como parte de un cóctel de mayor regulación, menor demanda e incertidumbre futura.
Inyección de 50.000 millones
Así las cosas, desde el Banco Central Alemán han incidido especialmente en el lastre que supone para la economía germana la falta de impulso de su industria, poniendo en duda que la situación a nivel externo mejore antes que "la economía alemana se vea más afectada".
El superávit fiscal del país en el último año, de unos 58.000 millones, lleva a muchos a esperar que la canciller Angela Markel tire más pronto que tarde de medidas fiscales para aliviar la situación, como ya sucediera en 2008.
En esa línea, el ministro de finanzas, Olaf Sholz, se mostró confiado en que el país, al igual que entonces, dispone de unos 50.000 millones para inyectar a la economía para contrarrestar "con toda su fuerza" cualquier riesgo de crisis.
