Los padres que ahora se ven obligados a combinar el teletrabajo con el cuidado de hijos que no irán al colegio hasta septiembre se encuentran en situación de vulnerabilidad: son menos productivos por sus circunstancias y eso supone una debilidad de cara a mantener su puesto de trabajo o a competir en el futuro por un trabajo nuevo.
Es una hipótesis que avalan expertos en recursos humanos consultados por Vozpópuli, que advierten de que a las preguntas desafortunadas que se hacen a veces a las mujeres sobre su vida personal si son jóvenes (¿tienes pareja?, ¿estás casada?, ¿quieres tener niños?), se podrían sumar ahora preguntas cómo: 'y si viene otra pandemia y hay que teletrabajar, ¿cuántos niños tienes en casa para cuidar?'.
"No va a haber un sesgo consciente o explícito, porque es ilegal, pero sí puede haber lo que se denomina sesgos inconscientes, bias, en inglés", explica a este medio Juan Carlos Cubeiro, responsable de Talento del grupo de recursos humanos ManpowerGroup en España y miembro del Consejo Asesor de la fundación Human Age Institute.
El experto pone el foco en que esta situación que se está dando por el confinamiento no se puede considerar teletrabajo.
"Lo primero de todo es que esto no es teletrabajo. El teletrabajo, según el Estatuto de los Trabajadores, es voluntario y no tiene que ver con tener a los niños en casa. Hemos llamado teletrabajo a lo que no es", explica, por lo que es recomendable intentar tomar medidas para evitar una bajada de productividad.
Las empresas deben tener comprensión
El experto cree además que todas las empresas deberían regirse por la meritocracia, tener muy claras las fortalezas y debilidades de todos sus empleados y saber cuáles son los más productivos. "Las que no actúen teniendo esto en cuenta, desaparecerán por selección natural", advierte.
Coincide con él Marta Graño, consultora en innovación y profesora de Esade, quien explica a este medio que "las empresas saben que rendirá mejor una persona que no tenga pequeños en casa" pero confía en que prevalezca la vocación de aplicar criterios de Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
"Es muy curioso que las empresas se llenan la boca de hablar de RSC, buscan contribuir en campañas, hacer donaciones... pero la RSC empieza con tus propios trabajadores", reivindica, apelando a la comprensión. "Hay que entender, ahora y antes, que la etapa de tener hijos pequeños es algo que viven muchas personas y que es verdad que conciliar es responsabilidad de los padres, pero también lo es de la sociedad y las empresas tienen que ver con ello", apunta a este medio.
La experta cree que la situación actual de pandemia y teletrabajo forzoso podrá perjudicar a muchos asalariados, pero cree que "a medio o largo plazo las organizaciones que penalicen a los padres se estarán condenando a sí mismas, yendo por una senda anticuada en la que no van a prosperar".
Bajar las expectativas
Jon Segovia, profesor de liderazgo y gestión de personal en Deusto Business School, abunda en la idea de que el teletrabajo no es igual de negativo para todas las familias.
Primero, hay que tener en cuenta la infraestructura, si el trabajador tiene una casa pequeña, mediana o grande, si teletrabaja desde un despacho en una casa grande, o sobrevive trabajando en una mesa del comedor. "Llamamos teletrabajo, pero no es teletrabajo, es un apaño", apunta.
"No es lo mismo teletrabajar con niños que sin niños, ni teletrabajar con un hijo que con cuatro. Tampoco es lo mismo que tus hijos sean pequeños y tengan alta dependencia, o que sean adolescentes que pueden ser más autónomos y entender mejor la situación de que sus padres necesitan trabajar. Influye también la pareja, si tienes o no, y si él o ella tienen flexibilidad", añade.
Es importante también el tipo de trabajo, si es flexible en horarios o no, si requiere llamadas o videollamadas o no; y, por último, en qué día de la semana tienes que teletrabajar. "Entre semana muchos niños tienen clase online, es su teletrabajo. Ahí influye también que hay colegios que dan dos horas al día y otros seis".
Los padres deben bajar sus expectativas: van a ser menos productivos"
Para intentar capear esta situación, el profesor aconseja entre otras cosas que los padres bajen sus propias expectativas.
"Vas a ser menos productivo. La prueba está en que muchos creíamos que íbamos a aprovechar más el tiempo porque no teníamos que desplazarnos y se nos pasa el día volando", apunta, por lo que cree que hay que tomárselo con calma.
Aconseja también que "los padres planifiquen las horas de ocio de los niños, ordenen el sueño, intenten conciliar con su pareja y sean flexibles, pacientes y positivos".