Economía

El Gobierno plantea una reestructuración de la deuda pública para ganar tiempo y evitar el rescate formal

Entre evitar el rescate formal, paso que implicaría una crisis política de consecuencias imprevisible, doblar el brazo al BCE para que vuelva a comprar deuda, o negociar una ampliación de sus plazos de vencimiento, el Gobierno se está planteando seriamente esta última opción para ganar tiempo y calmar a los mercados.

  • El ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Congreso.

El encuentro que el ministro Luis de Guindos mantendrá hoy en Berlín con su homólogo alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, va a ser muy importante para el futuro inmediato de España. Al menos, así se interpreta esta cita en el Gobierno, pues Alemania es la única que tiene la llave para frenar la embestida de los inversores en un momento en el que el país corre el riesgo de quedar expulsado de los mercados dentro del perímetro de un rescate convencional.

Este es, justamente, el escenario que aspira a evitar Mariano Rajoy, consciente de que dar el paso formal de ir al rescate supondría tanto como abrir una crisis política que haría inevitable la convocatoria de elecciones anticipadas y, muy posiblemente, la formación de un Parlamento difícilmente gobernable con la Izquierda Plural y la UPyD disparados hasta extremos inimaginables hasta hace solo siete meses.

El Gobierno es consciente de que con la petición formal de rescate se abriría una grave crisis política

Ganar tiempo y conseguir financiación. Esta son las dos claves a las que Guindos concedió ayer mayor importancia durante su comparecencia en el Congreso para evitar el gran rescate. Según fuentes solventes, para ganar el tiempo que no le quieren dar los mercados, el Gobierno se plantea la conveniencia de negociar una restructuración de la deuda pública, teniendo en cuenta que el Tesoro atraviesa por graves dificultades de liquidez y que hasta finales de año tiene vencimientos pendientes por un importe no inferior a los 60.000 millones de euros. A día de hoy, los 29.000 millones aproximados de liquidez con que cuenta el colchón de seguridad del Tesoro, apenas si dan para cubrir los vencimientos de deuda hasta septiembre. Las dificultades para emitir deuda nueva se comprobaron el pasado jueves cuando el Tesoro colocó casi 3.000 millones a un tipo de interés desorbitado y con una demanda menguante.

La negociación con los acreedores, entre ellos grandes fondos de inversión extranjeros, de la ampliación de los plazos de vencimiento de la deuda serviría, en efecto, para comprar tiempo, como dice Guindos, pero también podría implicar una señal de cierta debilidad, a no ser que estuviera arropada por un fuerte aval político por parte del núcleo duro de la UE. Esto es, precisamente, lo que el Gobierno estaría buscando en estos momentos de Alemania, teniendo en cuenta las resistencias del BCE a comprar deuda y a frenar en seco la especulación de los mercados.

El ministro de Economía enfatizó ayer en el Congreso que el primer gran desequilibrio que tiene la economía española es su elevado endeudamiento. En cifras brutas y sin incluir al sector financiero, este problema alcanza al 270% del PIB. Es, fundamentalmente, un problema del sector privado, aunque Guindos advirtió que la deuda pública se encuentra en una trayectoria ascendente.

La ampliación de los plazos de vencimiento de la deuda valdría para ganar tiempo, pero también emitiría un mensaje de debilidad

La posibilidad de trasvasar el dinero que sobre del rescate bancario a la compra de deuda no es una solución para el corto plazo, añaden las mismas fuentes, aunque si podría figurar en la hoja de ruta del Gobierno dentro de unos meses, si la situación aguanta, porque las condiciones establecidas para ello son las mismas, de momento, que las vinculadas al proceso de déficit excesivo, algunas de las cuales ya han sido cumplidas con la subida del IVA y la rebaja del sueldo a los funcionarios, medidas incluidas dentro del ajuste de 65.000 millones anunciado recientemente por Mariano Rajoy para los próximos dos años y medio.

Pese al relativo optimismo exhibido ayer por Guindos en el Congreso –“Por supuesto [que podemos evitar el rescate soberano]” –, el ministro dejó caer algunas frases lapidarias que no hacen sino describir la realidad. Ahí van dos de ellas: “Con estos tipos de interés tan altos, no tenemos ni tiempo ni financiación”. “Los mercados están cerrados [para España] y nos ponen en una situación de estrangulamiento”.

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