Las negociaciones de Unicaja y Liberbank para su fusión llegan a su fin. Ambas entidades han convocado para este martes a sus respectivos consejos para dar el aprobado a la operación, según ha podido saber Vozpópuli por fuentes financieras.
Los bancos han decidido ceder ante las recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE) en materia de gobernanza y finalmente se propondrá un nuevo consejero delegado y presidente dentro de dos años. Este punto ha sido el más conflictivo y el causante de la parálisis de las negociaciones, pues ninguna de las dos entidades quería perder poder en el grupo resultante.
El presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, no quiere que el banco pierda 'cuota andaluza' una vez Manuel Azuaga, actual presidente del banco, se jubile en 2022. La salida del banquero adelantaría el relevo de poder en la entidad resultante y se quedaría como primer ejecutivo con todos los poderes el asturiano Manuel Menéndez.
El BCE no quiere más bicefalias en las entidades y por eso había dado dos años de gracia a Unicaja y Liberbank en los que se repartirían las fusiones ejecutivas Manuel Azuaga y Menéndez.
Reparto de poderes
Los equipos negociadores también se han puesto de acuerdo en la ecuación de canje. Unicaja controlará el 59,5% y Liberbankel 40,5% restante, lo que aseguraría a la Fundación Unicaja mantener el 30% del banco resultante y no perder así las ventajas fiscales de las que goza actualmente.
Unicaja y Liberbank estuvieron a punto de cerrar su fusión el pasado año, pero el desacuerdo en la ecuación de canje echó todo por tierra. Unicaja quería que fuera un 60% para su entidad y un 40% para Liberbank, pero la caja asturiana quería más, hasta el 43% del banco resultante.
Las conversaciones también se complicaron cuando Abanca decidió lanzar una contraopa por Liberbank, que no llegó a buen puerto, tras el ultimátum de la CNMV. Ese 'susto' hizo reaccionar a ambas partes y saldaron la 'due dilligence', tal y como expusieron al organismo que dirige Sebastián Albella.
De haberse producido la 'boda', tal y como la bautizó Credit Suisse, la entidad resultante se hubiera convertido en la sexta más grande de España por activos, con más de 92.000 millones de euros, por delante de Bankinter.