La pandemia del coronavirus frenó de golpe el mercado del automóvil hace ya casi tres años, en un momento en el que todo apuntaba a un 2020 de ventas al alza recuperando los mejores años vividos en el sector. Pero tras el frenazo lógico de 2020 y un 2021 que tampoco se esperaba todavía volver a cifras pre pandemia, sí que se confiaba en este año como un ejercicio de volver a recuperar al menos niveles anteriores al covid.
Pero tras la crisis provocada primero por la propia consecuencia de la pandemia y luego por los efectos de la crisis de suministro de chips, todo se ha vuelto en contra y la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) ha revisado ya a la baja sus previsiones y estima que las matriculaciones de turismos en la Unión Europea se sitúen en 9,6 millones, lo que supone una caída del 26% en comparación con los 13,03 millones de ventas del año 2019 y un ligero descenso del 1% frente a las cifras del ejercicio anterior.
En los ocho primeros meses del año, los volúmenes se redujeron casi un 12%, hasta alcanzar unos seis millones de coches nuevos vendidos. Según ha apuntado la asociación, hasta ahora, el mercado solo se veía limitado por el lado de la oferta, ya que la continua escasez de componentes limitaba los volúmenes de producción, sin embargo, la demanda también puede resentirse en los próximos meses debido a la inflación y a la recesión.
Por todo ello, ACEA ha pedido un marco político que permita al sector recuperarse y hacer el cambio a las cero emisiones. "Para garantizar la vuelta al crecimiento, con una cuota aún mayor de ventas de vehículos eléctricos para poder cumplir los objetivos climáticos, necesitamos urgentemente que se den las condiciones marco adecuadas", ha apuntado el presidente de la ACEA y consejero delegado de BMW, Oliver Zipse.
El directivo ha recordado que los últimos años han estado marcados por "acontecimientos importantes" como el Brexit, la pandemia de coronavirus, los cuellos de botella en el suministro de semiconductores y la guerra de Ucrania, que han tenido un impacto en los precios y la disponibilidad de energía.
"Todo ello pone de manifiesto la rapidez, la profundidad y la imprevisibilidad con que está cambiando nuestro mundo. Esto se aplica también al contexto geopolítico, donde hay consecuencias directas para nuestra industria globalmente interconectada y sus estrechas cadenas de valor", ha subrayado Zipse.
De su lado, la nueva directora general de la asociación, Sigrid de Vries, ha indicado que, a pesar de la contracción del mercado y de la presión de la inflación y los costes energéticos, la industria del automóvil sigue invirtiendo en I+D y en las competencias y tecnologías que impulsan la transición ecológica y digital.
Los e-Fuels, en entredicho
Precisamente, una de las soluciones para esta transición, la de los combustibles sintéticos, no acaba de convencer en Europa y, según la asociación medioambiental Transport & Environment (T&E), son una solución menos respetuosa con el medio ambiente que los coches eléctricos con batería. Esta asociación asegura que en 2030 un coche eléctrico emitirá un 53% menos de CO2 a lo largo de su ciclo de vida que un coche que funcione con e-Fuels.
Los datos de la organización apuntan que solo un 2% de todos los coches, alrededor de cinco millones de unidades, que circulen por las carreteras europeas para el año 2035 podrá utilizar carburantes sintéticos.
El estudio que apunta que los grupos de presión de las petroleras afirman que permitir la venta de nuevos vehículos de combustión que funcionen con combustibles sintéticos ayudará a ampliar la tecnología para que el actual parque automovilístico sea neutro desde el punto de vista climático. Sin embargo, según los datos de T&E sobre los volúmenes previstos por la industria, de los 287 millones de vehículos en la Unión Europea, solo cinco millones podrían funcionar con e-Fuels en 2035.
Por ello, T&E ha calificado estos carburantes como un 'caballo de Troya' para que las compañías petroleras y los fabricantes de motores retrasen la transición a las tecnologías de 'cero emisiones'.
"Los propios datos de la industria muestran que solo habrá suficiente para una pequeña fracción de los coches en circulación. Los legisladores deberían cerrar la puerta a este 'caballo de Troya' para la industria de los combustibles fósiles", ha señalado Yoann Gimbert, analista de movilidad eléctrica de T&E.
Desde la asociación medioambiental denuncian que la previsión de la industria se basa en los e-Fuels producidos en la UE, pero no incluye el carbono capturado de los emisores industriales y no está claro qué parte de la electricidad sería certificada como 100% renovable. Por lo tanto, el número de coches que podrían funcionar con combustibles sintéticos sería aún menor si solo se utilizaran e-Fuels neutros en carbono, es decir, los fabricados íntegramente con electricidad renovable adicional y dióxido de carbono (CO2) capturado directamente del aire.
Según las pruebas realizadas un coche que quemaba combustibles sintéticos emitía la misma cantidad de emisiones tóxicas de óxidos de nitrógeno (NOx) que la quema de combustibles fósiles. Además, los combustibles sintéticos seguirán siendo caros de producir durante algún tiempo, y hacer funcionar un coche con este tipo de combustible costará al conductor medio 10.000 euros más en cinco años.