Vodafone registró una facturación interanual de 4.688 millones de euros en el último ejercicio hecho público por la compañía, correspondiente al trimestre de enero a marzo de 2019.
Al frente del operador se encuentra el portugués Antonio Coimbra. Coimbra llegó en 2012 a Vodafone, en medio de una de las peores crisis económicas que se recuerdan. Un año antes, en 2011, el operador ingresó 6.042 millones de euros en España.
En los siete años de su mandato, la compañía ha perdido en total una quinta parte de su negocio en nuestro país.
La pérdida de los derechos del fútbol y la entrada de MásMóvil -como un elefante en una cacharrería-, son parte de las causas de estos resultados. La compra de ONO es también otro motivo de los malos resultados financieros, además de la causa indirecta del ERE (Expediente de Regulación de Empleo) que acaba de acordar con los sindicatos la compañía.
En poco más de cuatro años Vodafone ha recortado 2.000 empleos
La guerra del fútbol
Tras la negativa a pujar por los derechos del fútbol, por los que Telefónica ha desembolsado más de 4.000 millones de euros hasta 2021 -LaLiga y Champions League-, la pérdida de clientes en Vodafone ha sido una constante.
Según datos publicados por la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), el operador rojo contaba el pasado mes de julio con 3.275.236 líneas de banda ancha, periodo en el que se inició la guerra del fútbol.
Los últimos datos publicados por este organismo, correspondientes a febrero de este año, fijan la clientela de banda ancha de la compañía inglesa en 3.219.932 de líneas. En total, Vodafone ha perdido 55.304 clientes. Las líneas de banda ancha son, según la CNMC, el indicador de lo que sucede con las portabilidades ocasionadas por la guerra del fútbol.
Vodafone compró ONO por 7.200 millones pero tuvo que invertir en mejorar la red de fibra para ofrecer 1Gbps de velocidad
MásMóvil
MásMóvil lleva ganando clientes desde el año pasado. Lo hace de forma orgánica -atacando el segmento de bajo coste- pero también con la compra de compañías como Lebara, adquirida el año pasado, LlamaYa, comprada en 2017, o Pepephone, en 2016.
La realidad es que MásMóvil ha cerrado 2018 con 7,8 millones de clientes de fibra y móvil. Son clientes que ha robado a su competencia. La empresa peor parada en este sentido ha sido Vodafone, según los datos de la CNMC. En julio del año pasado Vodafone contaba con 12, 8 millones de clientes de móvil. En febrero esta cifra era de 12,5 millones. Ha perdido unos 300.000 clientes. La guerra del fútbol y el efecto MásMóvil están detrás de estos resultados.
ONO
En 2014 la teleco inglesa se hacía con ONO por 7.200 millones de euros. Una operación con la que pretendía reforzar su conexión de fibra óptica en España.
Sin embargo, el operador tuvo que invertir poco después en mejorar la red de fibra que acababa de adquirir, ya que no soportaba determinadas capacidades, como por ejemplo velocidades de 1Gbps. Además, en 2017 puso en marcha un plan de 1.256 millones de euros con el que pretende mejorar tanto su red de fibra óptica como la de telefonía móvil.
La compra de ONO también supuso un lastre en términos de empleo. La empresa contaba en 2014 con una plantilla de 3.700 trabajadores, pero la adquisición del operador de cable supuso la integración de unos 2.500 empleados.
Vodafone demandó a José María Castellano, ex presidente de ONO, por, supuestamente esconder un fraude fiscal previo a la operación de compra. El operador perdió la demanda, de 140 millones de euros, y fue condenado a pagar las costas
Una demanda fallida
Ese año Vodafone cerró un ERE con los sindicatos que afectó a más de 1.000 trabajadores. El objetivo era, según la compañía, reajustar la duplicidad de puestos. Un recorte de plantilla que, junto al ERE de casi otro millar de trabajadores aprobado el pasado mes de marzo, viene a suponer la pérdida de 2.000 puestos de trabajo en poco más de cuatro años. La plantilla estará formada por 4.000 empleados una vez se produzcan las salidas.
La compra de ONO ha sido un quebradero de cabeza para la directiva de Vodafone. El operador británico denunció a la directiva de la compañía tras la compra. Alegaba que la cúpula había escondido un fraude financiero previo a la adquisición.
Vodafone demandó a José María Castellano, ex presidente de ONO, a su ex consejera delegada, Rosalía Portela, y al ex director financiero de la compañía. El operador perdió la demanda, de 140 millones de euros, y fue condenado a pagar las costas del juicio.