Los espacios de trabajo flexibles han experimentado un crecimiento exponencial en el último año. El mayor termómetro que indica que el coworking ya es una tendencia y no una moda es que uno de sus principales actores, WeWork, ya es el mayor arrendatario de oficinas en Londres, por delante de la administración púbica.
En España esta compañía ya se ha hecho con la mitad del mercado español. También hay otro grandes actores, como Spaces, que no se centran sólo en las principales ciudades de España (Madrid y Barcelona) sino que apuesta por la expansión por toda la geografía. De hecho, en Sevilla tiene planeado abrir un centro de más de 5.000 metros cuadrados.
En esencia, su rápido crecimiento se está viendo impulsado por la naturaleza variable del mercado laboral
y la estructura cambiante de la economía, según expone la consultora JLL en un informe sobre el futuro del coworking.
Solo en 2017, el volumen total de espacio flexible en los 20 mercados de espacio flexible más importantes a escala mundial creció un 30%: el equivalente a alrededor de un millón de metros cuadrados. Desde 2014, el mercado se ha duplicado con creces.
Riesgos
No obstante, existen riesgos. En este momento, la mayoría de empresas se encuentran en la fase experimental y si consideran que estos ensayos no responden a sus necesidades, podrían volver a recurrir a modelos más convencionales, afirma JLL.
Por otro lado, están surgiendo nuevos operadores, incluidos aquellos desarrollados por propietarios, lo que brindará un mayor abanico de opciones a las empresas. Este modelo ya está evolucionando a medida que el mercado se expande, y las empresas están desarrollando sus propios enfoques sobre cómo puede encajar el espacio flexible en su actividad.
Si bien algunas podrían utilizar este tipo de espacio únicamente con finalidades limitadas y específicas, resulta indudable que el interés de muchas compañías pondrá a prueba a promotoras, inversores, analistas y proveedores de fondos.
En este momento, el auge del espacio flexible plantea numerosos interrogantes a los inversores y los inquilinos sobre el futuro a largo plazo del mercado de oficinas en términos de transparencia, oferta y demanda, así como sobre la naturaleza de los entornos laborales del futuro.
El efecto a largo plazo sigue siendo una incógnita, pero a corto, las oportunidades que genera recompensarán a aquellos que hayan apostado por la innovación, el riesgo y el cambio.