Agosto agoniza ya, pero ha sido un muy buen mes para los mercados financieros, especialmente para España. Las palabras del presidente del Banco Central Europeo (BCE) el pasado 3 de agosto parecieron tibias inicialmente, pero demostraron que las altas instancias de la Eurozona están por la labor de facilitar las cosas a los países del sur. Pero en España, la alerta de las Comunidades Autónomas, solicitando casi en tromba el rescate, ha estropeado las cosas. Los mercados temen que septiembre sea el mes de la corrección.
Desde finales de julio hasta el pasado lunes, el Ibex subía más de un 9%, pero desde el pasado martes, ha corregido casi un 3%. El bono, que iniciaba agosto desde el 6,75%, recortó su rendimiento hasta el 6,25% la semana pasada, pero en esta ha vuelto a caer y ya roza los niveles de inicio.
El 3 de agosto, Draghi dejó claro que el BCE ayudará a España en el mercado de deuda. Los discursos conciliadores y voluntaristas de Merkel, pese a algún chirrido del Bundesbank, parecían serenar las cosas en un mes en el que casi nadie descartaba fuertes desplomes.
En los últimos tiempos, la canciller, el primer ministro italiano Mario Monti, el francés Françoise Hollande y, por supuesto, Mariano Rajoy, han mostrado una unidad de discurso que ha tenido peso en mercado. Pero ahora las peticiones de rescate de las Comunidades Autónomas han erosionado este voluntarismo.
Toca corrección
“Toca una corrección y lo de las CCAA puede provocar que sea fuerte en cuanto regrese todo el mundo la semana que viene”, decía una gestora de carteras ayer.
De momento, esta semana han aparecido Cataluña y Valencia solicitando apoyos financieros. Estas irrupciones han hecho mella en los mercados. Varias publicaciones, entre ellas, las agencias de rating, pasando por los diarios económicos de prestigio, han subrayado con crudeza el gran problema latente en las autonomías.
La petición de auxilio financiera ha hecho demasiado ruido pero a la vez es bastante inútil, por cuanto de momento el fondo de ayuda a las comunidades no está capitalizado y, sin duda, será preciso que las autoridades europeas apoyen, a su vez, a España, para que llegue el dinero. Por tanto, las demandas regionales han sembrado un alarmismo excesivo que no va a tener solución rápida.
El dinero no aparece y todavía no han llegado los primeros millones de euros para afrontar el rescate de Bankia ni parece que vaya a arribar con rapidez, aunque la solicitud de rescate bancario se hizo pública en los primeros días de junio.
Ahora, los primeros días de septiembre prometen emociones fuertes. Reuniones del Eurogrupo, del consejo del BCE y el pronunciemiento del Tribunal Constitucional alemán sobre la posibilidad de que el mecanismo de rescate compre deuda de países que lo soliciten; todo ello en la primera quincena.
El Gobierno prepara a toda velocidad un complejo decreto sobre el banco malo, pero la irrupción de las Comunidades abona el terreno para que los mercados sacudan con renovadas fuerzas nada más iniciarse el nuevo curso. Sólo la mano del BCE puede garantizar un poco de estabilidad mientras los socios europeos se ponen de acuerdo para sacar adelante medidas que llevan tiempo.