El frustrado fichaje como consejero delegado del Banco Santander, Andrea Orcel, ha roto su silencio en un encuentro con el diario Financial Times. El banquero italiano ha afirmado que piensa continuar batallando contra la entidad presidida por Ana Botín, para lo que ha contratado al bufete español De Carlos Remón.
El banco desestimó fichar a Orcel cuando USB, de donde venía Orcel, pretendía que Botín pagase 52 millones de euros por su retribución diferida a lo largo de siete años y otros beneficios que le correspondían por su puesto anterior.
"Todos los términos, económicos y no económicos, eran conocidos. Y por la cercanía que he tenido con la organización yo era una persona muy conocida en la entidad para todas las personas involucradas. No es una situación donde contratas a una persona y te das cuenta de que es diferente", señala el italiano al periódico económico.
Buena relación con Emilio Botín
"Tuve una relación especial con Emilio (botín, padre de la actual presidenta del grupo). Él me enseñó muchas cosas. Entendió que confiando en mí, el nivel de presión por no fallar era enorme. Fui afortunado por no fallarle nunca", afirma. Preguntado sobre si seguiría en el banco si el padre de la actual presidenta, Ana Botín, siguiese al frente del Santander, Orcel dice que no le gustan "las especulaciones".
Orcel afirma que su primera sensación al enterarse de su no-fichaje por el Santander fue de "sorpresa, tristeza y una decepción inmensa". "Solo decía: ¿Qué? ¡Díos mío! Esto es un cisne negro, esto no ha ocurrido nunca", describe.