Subida de cotizaciones, cotización según ingresos reales, planes de empleo, ceses de actividad postpandémicos sin negociar.... los autónomos son el patito feo de la catarata de reformas que está llevando a cabo el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, en las que salen peor parados que los trabajadores por cuenta ajena o directamente no se les tiene en cuenta. Este colectivo suele quedar tradicionalmente en desventaja frente a los asalariados en subsidios y ayudas, pero en el caso de las iniciativas que está lanzando Escrivá casi de forma simultánea esta situación es patente.
La clave de bóveda de la reforma de las pensiones de Escrivá con la que pretende apuntalar la sostenibilidad del sistema y contrarrestar la derogación de la reforma del PP y su vinculación con el IPC ignora su impacto en los autónomos. Se trata del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) o subida de cotizaciones de 0,6 puntos, de la que soportan 0,5 puntos las empresas y 0,1 puntos el trabajador. Los cerca de 800.000 autónomos empleadores cargarían con los citados 0,5 puntos. En el resto, más de dos millones, impacta la subida completa, los 0,6 puntos.
Es lo que establece la norma, a la espera de que el Gobierno consiga sacar adelante el sistema de cotizaciones de los autónomos según sus ingresos reales. "No se habló ni se aclaró la afectación de los autónomos en la subida de cotizaciones", trasladan fuentes del diálogo social. Pero es que si el nuevo sistema de cotizaciones para autónomos que impulsa Escrivá no sale adelante -a tramitar en años electorales y siendo muy contestado por la mayoría del sector- recaerá sobre ellos de pleno esta subida.
El nuevo sistema de cotización según ingresos reales que propone supondrá subidas de un 20% para la mitad del sector de aquí a 2031, por rebajas del 5% para el resto, según denuncia ATA, que pone de ejemplo que un autónomo que facture 2.300 euros al mes y no tenga gastos pagaría en 2031 el doble de cotización que ahora; o un periodista autónomo que facture 3.000 euros, el triple dentro de tres años. "Se trata de sustituir un sistema injusto por otro más injusto", ha denunciado. En este nuevo modelo de cotización, el Ministerio se encuentra con la dificultad de determinar qué son los ingresos reales, para lo que estipula los rendimientos netos topados, es decir, ingresos menos gastos más cotizaciones a la Seguridad Social sin poder incluir amortizaciones, con lo que siguen sin ser reales los ingresos.
El sistema beneficia por tanto a los autónomos societarios, con más capacidad de deducción. En los datos que esgrime el Gobierno de beneficiarios con ingresos bajos, incluye los que están por debajo de SMI, los no habituales, esporádicos, que han trabajado dos veces al año, por ejemplo, de los que dos tercios son contribuyentes, que están de alta en Hacienda pero no tienen por qué estarlo en la Seguridad Social, con lo que le sale una masa muy importante. A esto se añade que aunque van a pagar menos, van a tener prestaciones y pensiones mucho peores, si cotizan con base de 600 euros, casi la mitad del SMI, y tendrán derecho a pensiones muy bajas. En suma, de la reforma se benefician los tramos más altos, que van a pagar mucho pero ya lo pagan, pero luego se lo pueden deducir, y la Seguridad Social traslada el peso a Hacienda.
Escrivá quiere construir la casa por el tejado", lamentan en ATA. Se preguntan qué sentido tiene implantar un sistema que distorsiona cuando faltan datos y sin hacer una profunda reforma tributaria con la factura electrónica
El sistema pretende articularse a partir de los rendimientos netos, lo que cree el autónomo que va a ingresar, que puede ir corrigiendo cada dos meses, y al final del ejercicio, una vez que la Agencia Tributaria (AEAT) compruebe, se le pide una regularización si ha pagado de más o de menos. Todo ello, sin manejar datos sobre ingresos netos efectivos, no los rendimientos netos dopados que pretende el Gobierno. "Escrivá quiere construir la casa por el tejado", lamentan en ATA. Qué sentido tiene sacar un sistema que distorsiona cuando faltan datos y sin hacer una profunda reforma tributaria con la implantación de la factura electrónica y la mejora de la información que supondría, lo que podría entonces vincularse a las cotizaciones, se preguntan. De entrada, Hacienda todavía tiene en vigor el sistema de módulos. Y por qué hacerlo ahora cuando la AEAT quiere emprender precisamente esa reforma.
Este sistema traerá el fin de la voluntariedad en la elección de bases, ya que habrá que elegir obligatoriamente en función de los ingresos que se estimen. El tope se puso en su momento para evitar la llamada compra de pensiones, por la que se cotizaba en la mínima y, en los últimos años, por la máxima. Si se quita la voluntariedad, no tiene sentido seguir topando, y los autónomos podrán cotizar por las bases máximas. Cualquier limitación que se pusiese si ya no es voluntaria sería discriminatoria y puede que inconstitucional.
Planes de pensiones
Otra de las grandes reformas que impulsa Escrivá y que se aprobará previsiblemente en el Consejo de Ministros de este martes son los planes de empleo, en los que impacta el golpe a los planes de pensiones individuales que abandera el ministro, precisamente a los que más recurre este colectivo: el 40% los tiene, frente al 10% de asalariados. En los Presupuestos de 2021 y 2022 viene limitando la desgravación que cabe aplicar en las aportaciones a planes individuales, que ha pasado de 8.000 euros a 1.500, en aras de la de planes de empleo o de empresa. Pues bien, en el esquema fiscal que ha ideado Inclusión, los autónomos salen perjudicados. Y lo hacen cuando más de la mitad del colectivo tiene una media de edad por encima de los 50 años.
Así, la propia reforma les perjudica al orillar los planes individuales. Pero es que además el proyecto contempla que los trabajadores por cuenta ajena que entren en el nuevo sistema puedan desgravarse hasta 10.000 euros en sus aportaciones, por la suma de los 1.500 euros para planes individuales (reducción que operan los Presupuestos de 2022) y los 8.500 para planes de empresa. No obstante, este tope se reduce casi a la mitad para los autónomos, a 5.725 euros en concreto, ya que se elimina la mitad de la aportación de la empresa. Eso sí, esto implicaría que cotizarán más, lo que puede incrementar su protección social.
A esto se suma que los autónomos no tienen todavía negociado su cese de actividad postpandémico, a diferencia de los asalariados cuyos ERTE se han negociado en la reforma laboral. La mesa del diálogo no sabe nada, tan sólo se ha dicho de pasada en una de las últimas reuniones que deberá abordarse. El cese de la pandemia deberá prorrogarse, con muchos autónomos afectados por la sexta ola, o reformarse.