El Banco Central Europeo (BCE) quiere evitar a toda costa un cambio de paso en falso. Christine Lagarde sigue sin dar pistas claras sobre cuándo se iniciará la rebaja de tipos y da la sensación de que apurará al máximo con los tipos de interés en niveles no vistos desde 2001, hasta que esté segura de que se corrige la crisis de precios. Sus proyecciones macroeconómicas apuntalan mantener la mano dura en política monetaria, al menos, hasta junio.
El Eurobanco publica cuatro veces al año sus previsiones sobre el IPC y el PIB de la zona euro (marzo, junio, septiembre y diciembre). Ayer, los expertos del BCE aplicaron otra rebaja de la inflación, que esperan que se quede en el 2,3% al cierre de este año, y también del crecimiento, hasta el 0,6%.
"Estamos logrando buenos avances hacia nuestro objetivo de inflación y como resultado tenemos más confianza, pero no la suficiente
Respecto a septiembre, cuando el banco central subió los tipos al 4,5% actual, se trata de una mejora de casi un punto porcentual en el IPC (frente al 3,2% estimado tras el parón de verano) y un recorte de cuatro décimas en el PIB sobre la estimación de un aumento del 1%.
Es decir, de momento, al BCE le compensa seguir tensando la cuerda de los tipos altos pese a que la inflación se corrige más de lo esperado. Y desplaza el inicio de empezar a bajarlos a la reunión de junio, cuando volverá a actualizar sus previsiones macroeconómicas.
“Hay una clara caída en marcha y estamos logrando buenos avances hacia nuestro objetivo de inflación y como resultado tenemos más confianza, pero no la suficiente y claramente necesitamos más evidencia, más datos”, defendió ayer Lagarde, que apuntó a que se tendrán más datos a analizar en abril, pero “muchos más en junio”.
El mercado apuesta por junio
Esta frase se interpretó en el mercado como una señal de que será antes del verano cuando el BCE inicie el repliegue de su política restrictiva para controlar los precios. “Necesitamos alguna indicación sobre cuándo podrían ocurrir los recortes, pero creemos que junio es el momento más probable”, señalaron desde la gestora de patrimonios Mirabaud. Una estimación compartida por la gestora internacional de fondos de inversión Fidelity.
"De mantenerse la tendencia de los últimos meses, por la caída del precio de la energía, no es descartable que el Eurobanco vuelva a mejorar sus previsiones de inflación en junio antes de activar las rebajas del precio del dinero
Se estima que los efectos de la política monetaria suelen tardar entre doce y 18 meses. Y el BCE parece dispuesto a mantener la mano restrictiva habida cuenta de que el crecimiento sufre menos de lo previsto hace sólo medio año. Sin ir más lejos, ya adelanta a 2025 la meta del objetivo sacrosanto del 2%.
Efecto de las anteriores subidas
“Las condiciones de financiación son restrictivas y las anteriores subidas de los tipos de interés continúan frenando la demanda, lo que está contribuyendo a reducir la inflación”, recogía el BCE en su comunicado para mantener los tipos actuales.
Una reflexión que apunta a que la desinflación acelere más de lo previsto y se mejoren otra vez las previsiones en junio, lo que podría reforzar la relajación del precio del dinero.
Lagarde es consciente de que la institución se juega su credibilidad sobre el momento para activar las rebajas. De ahí, el despiste en la rueda de prensa de ayer, en la que consideró “prematuro” hablar de los recortes, pero insinuando que se iniciarían en junio.
Aunque el mercado ya apuesta por esa fecha como el pistoletazo de salida, habrá que ver si el BCE prefiere cerrar de forma definitiva la crisis de precios sin que el crecimiento sufra más de lo debido.