Unicaja vuelve a estar en el foco de los inversores. Las acciones del banco subieron ayer con fuerza en Bolsa (casi un 3,5%) ante nuevos rumores de fusión después de cerrar 2023 con una rentabilidad muy inferior a la del resto de competidores. Pero el núcleo duro de accionistas de Unicaja no tiene prisa, por el momento, y dará todavía unos meses de margen a Isidro Rubiales, consejero delegado, para que de la vuelta al negocio, según trasladan a Vozpópuli fuentes financieras.
Rubiales tomó el mando del banco a finales de septiembre con un claro objetivo en su gestión: borrar la era de Manuel Menéndez y volver al modelo previo antes de la integración de Liberbank en julio de 2021. “De momento, los grandes accionistas quieren ver los resultados de la reestructuración acometida tras la salida de Menéndez y parte de su equipo”, señalan fuentes internas de Unicaja.
"La Fundación, los dueños de Mayoral y Tomás Olivo no quieren una operación corporativa en estos momentos, justo cuando se acaba de rediseñar la cúpula con el nombramiento de José Sevilla como presidente no ejecutivo en sustitución de Manuel Azuaga
Este sería el principal antídoto a nuevas fusiones, que en estos momentos quieren evitar tanto la Fundación; que controla el 30,2% de la entidad, Tomás Olivo; con más del 9% y en trámites para pedir la entrada en el consejo, y los dueños de Mayoral; que tienen más del 8% del capital y ya cuentan con un sillón en el máximo órgano de gobierno.
“No quieren una fusión con ningún banco en estos momentos”, insisten las fuentes consultadas tras los nuevos rumores, que llevan apuntando a Sabadell desde hace tiempo, sobre todo en plena batalla de poder entre el bloque malagueño y el asturiano que acabó provocando el cese de Menéndez.
No está sobre la mesa ahora
Fuentes oficiales de Unicaja afirman que en la actualidad “no está sobre la mesa ninguna operación corporativa” y también niegan “contactos” con otras entidades. Algunas fuentes del sector recuerdan además que Rubiales prefería a otro candidato diferente de José Sevilla para sustituir a Manuel Azuaga, por lo que interpretan que el rumor de posibles fusiones se alienta en este momento para meter más presión al CEO.
"Los cinco grandes bancos presentan una ROTE media del 15%, mientras que Unicaja apenas supera el 4% en plena tendencia positiva por las subidas de los tipos de interés
La presión de los inversores para obligar a Unicaja a hacer movimientos corporativos se basa en una métrica clave para el negocio de la banca. A pesar de la inercia positiva de las subidas de los tipos en Europa, con el precio del dinero en máximos de hace 22 años, la rentabilidad sobre el patrimonio tangible (conocida como ROTE), se redujo del 4,4% del cierre de 2022 al 4,2% en 2023. Compara con unas ROTE del 15% de media entre los cinco grandes bancos del Ibex (Santander, CaixaBank, BBVA, Sabadell y Bankinter).
Ingresos típicos débiles
“La situación de débiles márgenes de Unicaja es una preocupación que no se puede solucionar con sinergias (en una integración)”, advertía ayer la firma de análisis independiente Autonomous en un informe sobre posibles operaciones corporativas.
"El banco afloraría pérdidas de más de 1.000 millones en la cartera de bonos en caso de una fusión, lo que desincentiva cualquier tipo de movimiento en estos momentos, según fuentes financieras
Pero hay tres argumentos que tumban el plan de una fusión, al menos en el corto plazo. Primero, el agujero en la cartera de bonos de Unicaja como efecto negativo de la subida de tipos, que ha provocado unas minusvalías en el valor de la deuda del Tesoro Público que tienen las entidades en balance.
Estas pérdidas latentes no se tienen que recoger en las cuentas al estar a vencimiento, pero una posible operación corporativa obligaría, como exigen la normativa contable, a materializar dichas minusvalías. Se estima que el impacto es superior a los 1.000 millones de euros ante la expectativa de que el Banco Central Europeo (BCE) inicie pronto la rebaja del precio del dinero, que reduce las perdidas.
Elevados costes de reestructuración
Otro punto que juega en contra de una posible fusión son los costes de reestructuración, que fuentes financieras calculan en unos 700 millones, para cerrar oficinas y reducir plantilla duplicadas. Aunque se podrían compensar con una plusvalía contable de más de 2.000 millones que afloraría al comprar la entidad por debajo de su valor en libros, lo que se conoce en el argot financiero como badwill.
Rubiales tiene una prueba de fuego en los próximos meses para enderezar la rentabilidad de Unicaja y dar argumentos a los grandes accionistas para rechazar una fusión. O al menos, para tener una posición de mayor fortaleza en futuras negociaciones. El tiempo dictará sentencia.