Con unos días de retraso, pero Unicaja ya tiene sucesor para Manuel Azuaga. El quinto banco de España ha designado como nuevo presidente a José Sevilla, exconsejero delegado de Bankia que partía como favorito, como avanzó en exclusiva Vozpópuli. El consejo de administración logró limar asperezas y finalmente ha elegido a Sevilla por unanimidad.
Azuaga, de 76 años, se retira tras siete años al frente de Unicaja, empañados por la fusión con Liberbank y la batalla de poder con el bloque asturiano. Sevilla dará ahora aire fresco a la entidad, que cierra de forma definitiva la crisis de gobernanza con una presidente no ejecutivo con prestigio en el sector financiero y con buena sintonía con el Banco Central Europeo (BCE).
El supervisor único impuso a la entidad el fichaje de un presidente de fuera de la casa tras pactar con la cúpula el nombramiento de Isidro Rubiales, mano derecha de Azuaga, como consejero delegado. Con Sevilla, el BCE se garantiza una “contrapeso incómodo” para el CEO, como apuntan fuentes internas de Unicaja.
El nuevo presidente de Unicaja salió de Bankia tras la fusión con CaixaBank en 2021. Desde 2012, tras el rescate de la antigua caja, y hasta ese momento fue mano derecha de José Ignacio Goirigolzarri. El exconsejero delegado de Bankia también pasó por BBVA, donde ostentó distintos cargos entre 1997 y 2009.
Reticencias del CEO
Precisamente, Rubiales y algunos altos directivos de la 'vieja guardia' preferían a otros candidatos más cercanos, como Ana Bolado, aunque asumían que sería difícil oponerse a la elección del exconsejero delegado de Bankia. De hecho, la Fundación Unicaja, que controla el 30,2% de la entidad y se sienta con cuatro representantes en el consejo, apoyó sin fisuras la candidatura del nuevo presidente y no estaba dispuesta a ceder, como indican fuentes próximas al principal accionista.
Unicaja afronta ahora una nueva etapa para hacer olvidar la crisis de reputación y de gobernanza tras la fusión con Liberbank. El banco presentará las cuentas del cierre de 2023 el próximo 6 de febrero, cuando los inversores podrán comprobar si las disputas en la cúpula han acabado afectando al negocio puro.