Desde este mes de julio todos los coches de nueva homologación deben incorporar de serie al menos ocho de los denominados ADAS (sistemas de ayuda a la conducción) que, según La Fundación para la Seguridad Vial (Fesvial), evitarían el 40% de los siniestros viales y el 29% de las víctimas.
Se trata de una normativa europea que forma parte del programa “Vision Cero” con el que se espera reducir a cero las muertes ocurridas por accidente dentro de la Unión Europea en 2050. Un estudio llevado a cabo por el Parlamento Europeo señala que los ADAS permitirán evitar hasta 25.000 muertes y más de 140.000 heridos graves en Europa en los próximos 18 años.
Se trata de sistemas que están ya muy extendidos en el mercado, en especial en los coches de gama alta aunque cada vez con mayor frecuencia en segmentos más bajos e incluso en algunos utilitarios. Pero la obligatoriedad de incorporarlos desde este mes en las nuevas homologaciones va a repercutir previsiblemente en una nueva subida de precios, que será más notoria en modelos de gamas más bajas.
Una posible nueva subida que se uniría a la sufrida en los últimos tiempos por motivos tan diferentes como la crisis del covid y sus muchas repercusiones posteriores en forma de falta de materias primas, aumento de costes, etc… y que según la OCU se ha traducido en que comprar un coche nuevo ahora supone un 35% más caro que hace cinco años.
Y es que las normativas impuestas por la Unión Europea tanto en materias de emisiones como en seguridad ha obligado a los fabricantes a invertir ingentes cuantías económicas en el desarrollo de nuevas tecnologías para minimizar los gases contaminantes y a introducir cada vez con mayor frecuencia nuevos sistemas de asistencia a la conducción que, ahora, serán obligatorios, repercutiendo en el precio final de los turismos. Más seguros, más limpios… pero cada vez más inaccesibles para muchos bolsillos.
Así son algunos de los sistemas
Entre los sistemas de ayuda a la conducción que ya son obligatorios está el asistente de velocidad inteligente, como previo paso al futuro que se avecina con la conducción autónoma. Una tecnología que ayuda a respetar los límites de velocidad, transmitiendo la información al conductor e interactuando con el coche. No solo avisa, sino que adecua automáticamente la velocidad a las limitaciones vigentes en cada tramo de la carretera.
El sistema de alerta de cambio involuntario de carril está cada vez más extendido, un sistema que hace que si no se ha activado el intermitente y el coche está saliendo del carril, emite una señal para avisar, que puede ser visual en el cuadro de instrumentos, sonora o por vibración del volante o asiento. Los más evolucionados interfieren incluso en el volante haciéndolo girar de forma automática para mantener el coche en su carril, algo sin duda muy útil en casos de conducción con fatiga sobre todo nocturna.
Obligatorio es ya precisamente el detector de fatiga y sueño. Cuando los diferentes sistemas como sensor en el volante o la cámara que monitoriza las facciones de la cara detectan fatiga o que el motor lleva más de dos horas en marcha, se emite una señal luminosa o un mensaje de texto recomendando una pausa en la conducción.
También deberán incorporar un bloqueo del vehículo con alcoholímetro, conocido como alcolock, que analiza la tasa de alcohol del conductor al soplar por una boquilla y si supera la legalmente establecida impide que el motor arranque. La UE solo obliga a la preinstalación de este sistema, mientras que su instalación dependerá de la legislación de cada país.
Novedad sin duda es la denominada Caja Negra que permitirá monitorizar la conducción. Tienen como fin recopilar información, tanto del vehículo como de sus ocupantes, registrando y almacenando los datos para, en caso de accidente, poder conocer lo que ha ocurrido antes, durante y después del siniestro.