La economía española sigue enfriándose, aunque se aleja, por ahora, de la recesión. El PIB creció en el tercer trimestre un escaso 0,1%, lastrado por el menor impulso del consumo y la inversión empresarial. El dato, avanzado en octubre, lo ha confirmado este viernes el Instituto Nacional de Estadística.
El avance del tercer trimestre es 1,9 puntos inferior al del segundo. En términos interanuales (en comparación con el mismo periodo de 2021), el PIB avanzó un 4,4%, frente al 7,6% del trimestre precedente, marcado por una buena campaña de Semana Santa. Ese dato, no obstante, es seis décimas superior al pronosticado en el avance que hizo el INE en octubre (3,8%), después de revisar la estadística correspondiente a la primera mitad del año.
Tras el enfriamiento económico está el impacto de la inflación, que superó la barrera de los dos dígitos en verano. El aumento de los precio ha hecho mella en las decisiones de consumo de los hogares y en los costes de producción de las empresas.
El parón de la economía se deja notar, además, en el empleo. En términos de horas trabajadas, el mercado laboral sufrió un retroceso del –0,1%, en comparación con el segundo trimestre. El comparación con el verano del año anterior, no obstante, el empleo sigue mostrando un crecimiento positivo, del 3,3%.
La contribución al PIB de la demanda de los hogares y las administraciones ascendió al 0,9 puntos, 1,6 puntos inferior a la del segundo trimestre. También sufre un notable parón la demanda externa de bienes y servicios españoles: aportó 3,6 puntos al crecimiento económico, 1,5 puntos menos que en el trimestre anterior.
Según el INE, el gasto en consumo de los hogares creció un 1,4% en verano, dos puntos menos que en primavera. Igualmente, bajó con fuerza la inversión empresarial: avanzó un 2,5%, 3,5 puntos menos que en el periodo anterior.
Por componentes, la inversión en viviendas y otros edificios y construcciones aumentó nueve décimas, pasando del 5,4% al 6,3%, mientras que la inversión en maquinaria, bienes de equipo y sistemas de armamento se aceleró 1,2 puntos, hasta el 5,2%.
El sector que mejor se comportó en el tercer trimestre fue la agricultura. Las campañas de verano propiciaron un incremento de la actividad del 0,7%. Los servicios crecieron un tímido 0,2%, pese a la mejoría de la afluencia de turistas. Por su parte, la construcción registró un avance del 0,1%, mientras que la industria retrocedió un 0,1%.
Estancamiento progresivo
El proceso de estancamiento económico se mantendrá en los próximos meses. La mayoría de las previsiones apuntan a un último trimestre con escaso crecimiento y la tónica podría ser parecida en el arranque de 2023. El rumbo podría cambiar en la segunda mitad del próximo año, siempre que la inflación siga remitiendo y los fondos europeos comiencen a fluir con fuerza hacia las empresas.
Según el Banco de España, el PIB crecerá un 1,3% en 2023. La inflación media rondará el 4,9%, un nivel aún excesivamente elevado, pero inferior a las tasas sufridas a lo largo de este año. “Es probable que las tasas de inflación permanezcan en niveles relativamente elevados varios trimestres”, señala el informe publicado esta misma semana. Y todo “en un contexto en el que aún no se aprecian indicios de efectos de segunda ronda significativos a través de los salarios”, “ni de los márgenes empresariales en términos agregados”.