La semana pasada se hicieron públicos los últimos datos desempleo en Estados Unidos, que marcaban un mínimo histórico desde hacía más de medio siglo. La tasa de desempleo en abril al otro lado del atlántico se ha situado en un 3,6%, la cifra más baja jamás registrada desde 1969.
Esto implica que en el último mes se crearon más de 260.000 empleos en la principal potencia económica del mundo, y su presidente, Donald Trump, no ha dudado en afirmar que ha sido gracias a sus políticas,que han provocado un “milagro económico”.
No obstante, la realidad no es tan simple. Es importante tener en cuenta que los datos publicados en abril por el Departamento de Trabajo en Estados Unidos son especialmente relevantes por varios motivos.
Por un lado, suponen una cifra histórica en lo que se refiere a la tasa de desempleo, pero esto no es lo más importante para la Administración estadounidense, sino que por primera vez, los salarios también han aumentado -un 3,2%- lo que quiere decir que el impulso de la economía estadounidense por fin ha comenzado a llegar a las familias blancas y rurales que votaron al magnate neoyorquino.
La caída en el paro venía de lejos
Por mucho que Trump grite a los cuatro vientos en Twitter que “ha vuelto a hacer América grande”, una de sus máximas en campaña que se basa en la promesa de más empleo para las clases bajas estadounidenses, muchos expertos alegan que el crecimiento que ha experimentado la economía en el país -a pesar de sorprenderles- no es obra del actual inquilino de la Casa Blanca, sino de su predecesor, el demócrata Barack Obama.
Uno de los argumentos que apoya esta teoría se basa en el hecho de que en Estados Unidos el empleo lleva creciendo sin parar desde los últimos 100 meses, según datos proporcionados a este periódico por la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Si se hacen las cuentas, esto implica que sólo durante 28 de estos meses ha estado Trump en la presidencia, a partir de 2017, una fecha muy alejada de la temida recesión económica que por el contrario sí que golpeó con fuerza a Obama en 2008.
Para Chuck Jones, economista estadounidense y colaborador en Forbes, considera que en términos de empleo, lo único que ha ocurrido es que Trump ha heredado la recuperación del empleo que logró su predecesor tras la crisis financiera. “Los últimos datos son ciertamente positivos para Trump, pero en el fondo no son más que una continuación de lo que hizo Obama”, señala.
A su modo de ver, es necesario tener en cuenta varios factores. Por un lado, el hecho de que la población activa ha bajado en apenas un mes de un 63,2% en marzo a un 62,8% en el mes de abril, donde se ha registrado el mínimo histórico de paro.
Aumento del déficit
“En materia económica, Trump ha puesto en marcha dos políticas principales: una bajada de impuestos y una liberalización de los mercados. Con la bajada de impuestos lo único que ha conseguido es aumentar el déficit, mientras que los impactos de la liberalización aún no se han notado”, apunta Jones.
De acuerdo con Gonzalo Bernardos, economista especializado en macroeconomía, el mercado de trabajo en Estados Unidos había logrado recuperarse plenamente de la crisis financiera durante el mandato de Barack Obama, igual que alega Jones. Lo único que ha hecho el actual presidente, por tanto, es beneficiarse de ello. Sin embargo, el economista va más allá.
“Trump, que al llegar al poder puso en marcha una bajada de los impuestos espectacular, ha logrado seguir bajando la tasa de desempleo, llevándola al 3,6%, pero esto en vez de tener un impacto positivo en la economía va a tener un impacto negativo”, apunta.
"Si esto sigue así, que hay que verlo, Trump habrá llevado a Estados Unidos a una recesión económica para 2021 como tarde
Según alega, el 3,6% de tasa de paro se encuentra por encima de lo que se conoce como pleno empleo, por lo que puede tener como consecuencia que falte mano de obra y por tanto, se produzca una subida salarial excesiva.
Posible recesión económica
Dicha subida salarial, subida al alza en el precio del petróleo y el aumento del déficit público que se ha registrado en Estados Unidos puede suponer un grave riesgo a largo plazo para la economía norteamericano. “Esos tres factores juntos provocan que suba la inflación y suben los tipos de interés. Y si esto sigue así, que hay que verlo, Trump habrá llevado a Estados Unidos a una recesión económica”, asegura.
Si bien está claro que la economía estadounidense va bien y los últimos datos de paro son positivos para Trump, la realidad es algo más gris. Mientras que el desempleo ha caído notablemente, la creación de empleo se encuentra en niveles inferiores a 2014, de acuerdo con datos proporcionados por el Departamento de Trabajo norteamericano.
A pesar de que la economía norteamericana está muy lejos del ‘milagro económico’ prometido por Trump, el presidente ha aprovechado la noticia para presionar de nuevo a la Reserva Federal con el objetivo de que recorte los tipos de interés al 1%.
No obstante, las negativas de su director, Jerome Powell, que alega que debido a la incertidumbre económica mundial -y probablemente, la incertidumbre que genera el mandatario- es mejor continuar siendo prudente.