Un tribunal estadounidense ordenó el lunes a PwC pagar a un organismo regulatorio del país, la Federal Deposit Insurance Corporation, 625 millones de dólares por no haber hecho lo suficiente para descubrir un fraude hipotecario que propició la quiebra, en 2009, de Colonial Bank, entidad que auditaba.
La firma, que en España auditó Banco Popular entre 1990 y 2017 sin apuntar una salvedad en las cuentas del banco intervenido en junio del pasado año, ha avanzado que apelará la sanción.
Según publican medios internacionales, entre ellos Financial Times, se trata de la mayor multa impuesta a una auditora, y la sanción profundiza en el debate abierto sobre la responsabilidad de este tipo de firmas en las auditorías de empresas y entidades financieras.
Colonial Bank fue el 25 banco más grande de Estados Unidos hasta que quebró, con más de 26.000 millones de dólares en activos. El banco invirtió más de 1.000 millones de dólares en hipotecas de Taylor, Bean y Whitaker que en realidad no existían. A pesar del fraude, Colonial eludió en sus informes anuales referirse al mismo, hasta que en agosto de 2009 se destapó la trama y la entidad fue intervenida, sus oficinas confiscadas y sus depósitos vendidos.
PwC, que en España audita en la actualidad las cuentas de Santander, fue demandada y se llegó a reclamar a la consultora más de 5.000 millones de dólares. Aunque la juez del caso, del distrito de los Estados Unidos en Alabama, ha resuelto que la firma también fue engañada por los directivos involucrados en el fraude, señala que PwC falló en los controles de auditoría y que esa "negligencia" suponía la imposición de la sanción millonaria.