Economía

Europa podría dejar de depender de las baterías de fabricantes chinos en cuatro años

La tecnología eléctrica está más que desarrollada en Europa, pero la dependencia de China de las baterías sigue siendo excesiva, algo que podría dejar de suceder en 2027 según Transport & Environment.

  • Un 75% de las baterías de los coches eléctricos se fabrican en China

El avance tecnológico del coche eléctrico en Europa ha sido sin duda motivo de orgullo para la industria del viejo continente, que en poco tiempo ha sabido desarrollar todo tipo de modelos con los que ofrecer al cliente europeo versiones que cubren prácticamente todas las necesidades, aunque sin estar todavía al alcance de la mayoría de bolsillos.

Pero lo que no ha cambiado en la última década es la dependencia de China en lo que a las baterías se refiere –de hecho tres de cada cuatro baterías de los coches eléctricos proceden de allí–, algo que podría cambiar en los próximas años, siendo este sin duda uno de los principales objetivos de Europa.

Según Transport & Environment (T&E), esto podría ocurrir en 2027 tal y como se desprende de su último análisis, un estudio que señala que la Unión Europea está en condiciones de producir suficientes celdas de iones de litio para satisfacer íntegramente la demanda interna de vehículos eléctricos y almacenamiento de energía.

Sin embargo, el grupo ecologista advierte que la UE necesita una política que contrarreste las subvenciones estadounidenses o se expone a perder inversiones y puestos de trabajo en la cadena de suministro de los vehículos eléctricos. Si llegara a producirse esto último, significaría también un golpe importante para el mercado laboral, ya que no se crearían el volumen de empleos de alta calidad.

China también podría perder bastante terreno en lo que respecta a los componentes de las baterías, y el mismo informe revela, además, que la UE podría producir internamente dos tercios de su propia demanda de cátodos –fabricados con materias primas fundamentales– a partir de 2027.

Sin embargo, las empresas todavía están a tiempo de trasladar a Estados Unidos algunos de los proyectos previstos en Europa, tentadas por las ventajas fiscales y otras subvenciones recogidas en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) y de las que se beneficiarían aquellas que localicen las cadenas de suministro de baterías en el continente americano.

La dependencia de China para el refinado y el tratamiento de los metales de las baterías también podría reducirse drásticamente: más del 50% de la demanda europea de litio refinado podría proceder de proyectos europeos en 2030, según las previsiones de T&E. Los materiales procederían de minas extranjeras o directamente de proyectos europeos de conformidad con una futura ley europea de materias primas fundamentales, siempre que cumplan con normas medioambientales y sociales estrictas.

Más inversiones para frenar a EEUU

Para Carlos Rico, responsable de política de T&E España, «la eliminación progresiva de los motores de combustión en la UE para 2035 ya ha estimulado muchas inversiones. En la actualidad, la mitad de las celdas de baterías de iones de litio utilizadas en la UE se fabrican en territorio europeo.

Pero la Ley de Reducción de la Inflación ha cambiado las reglas del juego: Europa deberá poner más dinero sobre la mesa si no quiere arriesgarse a que Estados Unidos se quede con las fábricas de baterías y los puestos de trabajo previstos».

T&E sugiere que debería crearse un Fondo Europeo de Soberanía que apoye las tecnologías verdes mediante la emisión conjunta de deuda. Esto permitiría garantizar la igualdad de condiciones en Europa y evitar que los países que dispongan de más efectivo ofrezcan cuantiosas ayudas estatales a las empresas para sacar provecho. Solo la producción verde recogida en la IRA estadounidense, como los vehículos eléctricos, las baterías o las energías renovables, debería recibir dinero en efectivo.

Sin embargo, a diferencia de lo que se plantea en la iniciativa Next Generation EU, la UE debería desembolsar los fondos directamente a las empresas para evitar las lentas tasas de absorción que se han registrado en el marco del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR).

Además, el gasto del MRR carece de enfoque estratégico, los fondos suelen tardar en llegar a las empresas y el dinero no es financiable del mismo modo que los créditos a la producción de la IRA estadounidense. También es necesario racionalizar las normas sobre las ayudas estatales de la UE para que los proyectos verdes puedan ampliarse mediante ayudas a la producción, tal y como ya se permite en Estados Unidos.

En España se están produciendo en las últimas semanas cambios dentro del Ministerio de Industria, los cuales tienen como objetivo entre otros hacer frente a la lentitud y estancamiento que afectan a los procesos actuales de implementación de los Pertes, entre ellos el destinado a la automoción.

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