“A Feijóo hay que conocerle. No dará pasos en falso. Pero, ojo, no es Rajoy”. Habla un colaborador del presidente del PP al término de una semana en la que otro presidente, Pedro Sánchez, ha dado la enésima demostración de improvisación. El Gobierno se ha sacado de la manga un impuesto a las grandes fortunas que sustituirá a la ansiada armonización fiscal, imposible de llevar al Parlamento por la falta de apoyos.
No tenían constancia del nuevo hachazo ni los técnicos de Hacienda. Tampoco se han calculado -lo contaba aquí Mercedes Serraller- los riesgos de pasar el cepillo a los ricos justo ahora, con Portugal y Andorra abriéndoles las puertas de par y en par, con un panorama geopolítico que quita el sueño a los gestores de fondos. “El dinero es miedoso”, recuerda un experimentado 'broker'. Y si algo sobra a día de hoy es miedo: a Vladímir Putin y a la deriva de la guerra; y a la amenaza de batacazo económico, con una inflación que ni el BCE ni la Reserva Federal son capaces de embridar.
Sánchez intenta abrirse paso a volantazos, repartiendo mandobles a banqueros y empresarios. Moncloa intenta construir un relato de acción para contraponerlo al PP, al que pintan como un partido con poca pegada en lo económico. Mientras, Alberto Núñez-Feijóo estudia los movimientos desde su despacho madrileño en la planta séptima de Génova 13. Ya se ha hecho la composición de lugar, pero no cambiará casi nada de la estrategia inicial, la que marcó tras llegar de Galicia. No lo hará, por el momento, mal que le pese a los militantes populares que albergan mal recuerdo del ‘estilo Rajoy’.
El político gallego irá planteando progresivamente propuestas económicas, reservándose las que pueden acarrearle un mayor coste político. Con las encuestas a favor, con Vox perdiendo fuelle, sólo hay necesidad de pisar los charcos justos. “Feijóo no va a plantear por ahora medidas que pueda copiarle inmediatamente el Gobierno o que le sirvan a Sánchez de arma arrojadiza. No tiene necesidad”, asegura un economista que tiene hilo directo con el líder popular.
La maquinaria económica de Génova va rodando con las pocas fuerzas disponibles, con las dificultades que implica un presupuesto demasiado ajustado. Pablo Casado contaba con un sanedrín fijo de economistas ‘top’ que le asesoraban en su despacho. El expresidente popular, sin experiencia en gobernanza, se mostraba más permeable a los consejos. Feijóo, por ahora, no cuenta con ningún ‘núcleo duro’ de asesores. “Tampoco tienen un cuadro fijo de economistas 'intermedios'”, lamenta otro analista próximo a la dirección del PP.
Del equipo económico de Feijóo está tirando Juan Bravo, un funcionario todoterreno, bien formado y muy experimentado, que ha asumido el reto de 'vender', de aquí a las elecciones, las propuestas redactadas en Génova 13. Bravo ha estirado la agenda, con apariciones frecuentes en medios de comunicación -lean la entrevista en Vozpópuli- y obró como ‘ministro económico’ de Feijóo este jueves, al reunirse con la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.
El político gallego irá planteando progresivamente propuestas económicas, reservándose las que pueden acarrearle un mayor coste político
A diferencia de la 'era Casado', Feijóo ha optado por sacar más partido a la red de consejeros autonómicos, los 'capitanes' del PP: políticos en activo con mando en plaza que están lidiando con la 'economía real'. El líder popular dio ejemplo nombrando vicesecretario de Economía al propio Juan Bravo (es consejero de Hacienda, Industria y Energía en la Junta andaluza de Juanma Moreno). Los contactos con los gobiernos autonómicos son más estrechos, con el fin de mejorar la fluidez de la información, vital para armar futuras propuestas.
El mismo esquema se está aplicando en las instituciones comunitarias. “Dado que el Gobierno no nos hace llegar información, toca recabarla desde aquí”, reconocen fuentes internas del partido. A Génova llegan 'papers', estudios y documentos, necesarios igualmente para diseñar medidas y construir argumentarios. La tarea recae en manos de otra red, la de eurodiputados y asesores capitaneados desde Bruselas por Esteban González Pons.
En la sede madrileña, mantiene el mismo ritmo de trabajo Elvira Rodríguez. La exminsitra con José María Aznar sigue siendo una de las voces más respetadas en Génova. Completan el esquema Mario Garcés en el Congreso y José Vicente Marí Bosó en el Senado.
En la sede se repite como un mantra una consigna: el PP debe prepararse, de verdad, para gobernar. "Para cambiar el rumbo del país en los primeros 100 días", si Feijóo logra echar finalmente a Sánchez del Palacio de La Moncloa. Por eso, la gran incógnita de empresarios y economistas bien conectados con el PP es qué fichajes hará el político gallego cuando llegue -si llega- el momento de la verdad.
Ya hay movimientos en torno a los círculos de poder del partido. “Los Nadales se están moviendo, ven una ventana de oportunidad”, aseguran fuentes conocedoras de lo que se cuece en Génova. Se refiere, obviamente, a los gemelos que tanto predicamento tuvieron en el gabinete de Rajoy. Álvaro, como ministro de Emergía; y Alberto como secretario de Estado de Presupuestos.
Fátima Báñez se mantiene también en la órbita de influencia desde su despacho de la Fundación CEOE, si bien ha perdido enteros. No en vano, su nombre sonó como hipotética nueva responsable económica del PP tras la llegada de Feijóo. Báñez, no obstante, sigue actuando como correa de transmisión entre los ‘capos’ de la patronal y del partido. A la exministra le tocó recomponer la relación entre las partes, tras los encontronazos de Casado con Antonio Garamendi.
La contundencia -o la debilidad- del resultado electoral de las próximas generales serán factores decisivos a la hora de tentar a economistas 'ministrables' como Guindos o Hernández de Cos
Mucho más lejos pero siempre presentes en la mente de los empresarios están dos figuras reputadas: Luis de Guindos y Pablo Hernández de Cos. Tan deseadas como, por ahora, inaccesibles. “Ambos serían grandes ministros de Economía en un gobierno liderado por Feijóo”, resume un exalto cargo que ha tratado de cerca a ambos.
En contra del hipotético fichaje de Guindos juega el calendario. Hasta enero 2026 no expira su mandato como vicepresidente del BCE. El exministro de Economía, artífice -nada menos- del rescate del sistema financiero español, es hoy día uno de los españoles con más influencia a nivel internacional.
En el mismo sentido apunta, igualmente, la carrera de Hernández de Cos, un alto funcionario con una trayectoria intachable, a quienes muchos colegas auguran un futuro con altas responsabilidades fuera de España. A diferencia de Luis de Guindos, su mandato como gobernador del Banco de España coincide casi con un hipotético traspaso de poderes en La Moncloa. La contundencia -o la debilidad- del resultado electoral de las próximas generales serán factores decisivos a la hora de tentar a los candidatos. Feijóo, por su parte, responde con silencios a quienes le preguntan. Cada cosa a su tiempo.
lersserp
P
Wesly
Bajar impuestos está muy bien. Pero hay que cuadrar el presupuesto: para bajar impuestos también hay que bajar los gastos. Bajar gastos, este concepto tan claro que pocos políticos (desde luego no los del PP) se atreven a expresar públicamente. Uno de los mayores problemas que padecemos es el elevado coste que la política tiene para la sociedad, el coste económico que supone pagar el sueldo y los privilegios de demasiados políticos que se autocolocan en multiples y prescindibles instituciones y empresas públicas sin aportar valor añadido que justifique lo que nos cobran, el coste económico que suponen las decisiones que adoptan, tales como inversiones en infraestructuras innecesarias y caras o como repartir regalos y subvenciones a cambio de votos para su partido, y el coste ético y moral que para la sociedad supone comprobar cómo desvían a sus arcas dinero público previsto para otros fines, cómo colocan a sus amigos y familiares en la Administración Pública que hemos de financiar obligatorimente entre todos, cómo conceden indultos a políticos condenados en firme, cómo nos causan ruina y paro y no son penalizados por ello, cómo mienten, manipulan y sectarizan a la sociedad. Estos costes nos llevan a la ruina económica y moral. Se precisa una completa regeneración de la política para reducir tanto gasto innecesario y para que se respeten los principios de justicia, libertad e igualdad que proclama el artículo 1 de la Constitución.
mroda
Y sobre todo, rendir cuentas, decir a los ciudadanos en que se ha gastado el dinero, con pelos y señales, pues ni Montero ni Sanchez lo dicen: No sabemos en que se han gastado 300.000 millones de deuda de mas.