El final del descuento de los veinte céntimos por litro hace que España deje de ser, dentro de los altos precios del carburante, un 'oasis' para la inmensa mayoría de los conductores. La decisión de no prorrogar el descuento hará que los conductores paguen un 20% más por el carburante y que el Estado ingrese, de media, 79 céntimos por litro de gasolina y 82 céntimos en el caso del diésel.
También provoca que España abandone las primeras posiciones del ranking de precios de la Unión Europea. Con el descuento, España ha sido el segundo país más barato de la UE para repostar diésel (solo por detrás de Malta) y el sexto para echar gasolina (por delante tan solo teníamos a Bulgaria, Rumanía, Eslovenia, Croacia y Malta). Desde el 1 de enero de 2023, la cosa cambia, ya que España desciende bastantes posiciones: ahora hay 14 más -de los 27 de la UE- donde es más económico echar gasolina y ocho donde el diésel es más barato.
Pese a salir de la lista de países más económicos, España se sitúa en estos momentos por debajo de la media de la Unión Europea: la gasolina tiene un precio medio de 1,57 euros y el diésel cuesta 1,64 euros, mientras que en la UE, las tarifas se sitúan en 1,64 euros para la gasolina y 1,72 euros para el gasoil.
Además, nuestro país se encuentra lejos de los precios más caros del entorno comunitario: Grecia, que tiene un precio medio de 1,83 euros, encabeza el ranking, mientras que en diésel Suecia se lleva el 'premio gordo': el litro cuesta 2,12 euros.
Por fortuna, para los conductores españoles, el precio del carburante ha remitido en estos meses. El pasado 1 de abril, día en el que se activó la bonificación de 20 céntimos, el litro de gasolina costaba 25 céntimos más que ahora, mientras que el diésel se situaba 18 céntimos por encima que en este fin de año de 2022. Además, los precios actuales se encuentran ya muy lejos de los récords históricos, firmados en el mes de junio: el litro de gasolina llegó a costar 2,11 euros y el de diésel, 2,15 euros.