Florentino Pérez estuvo este fin de semana en Las Vegas con los ojos en el Clásico ante el FC Barcelona pero la cabeza en su Superliga. Según apuntan fuentes cercanas al Real Madrid, el mandatario blanco y su entorno han mantenido reuniones con la cúpula de otros clubes, como las de sus aliados Barça y Juventus y, entre otros interlocutores en los últimos días, también habrían estado representantes del Bayern de Múnich. En las conversaciones se discutieron asuntos relacionados al proyecto presidido por Pérez. Y no sería la primera ocasión, ya que el club bávaro estaría interesado en mejorar cuestiones del sistema del fútbol europeo actual criticadas por la Superliga, como las reglas del fair play financiero. A preguntas de este medio, ni desde el Real Madrid ni desde el Bayern de Múnich se emitieron comentarios oficiales. Con posterioridad a este artículo, desde el conjunto alemán negaron haberse reunido con el Madrid. Fuentes cercanas al Madrid inciden, tras la publicación, en que sí hubo conversaciones entre las partes y que las mismas respondieron a la necesidad que tienen los impulsores de la Superliga de captar al Bayern.
Entre los puntos en discusión ha estado un cambio de formato de la Superliga dirigido a facilitar su encaje con las ligas nacionales y el sistema de la UEFA que preside Aleksander Ceferin, quien ha anunciado un nuevo formato de Champions de 36 equipos a partir de 2024 que el Bayern acata como parte del diálogo europeo pero no da por definitivo. Por su parte, los impulsores de la Superliga estarían más dispuestos que hace un año a negociar las condiciones de acceso a su torneo en favor de las ligas nacionales y, eventualmente, desde competiciones controladas directamente por la UEFA (con lo que se buscaría compensar la falta de hueco para ligas de menor tradición). La condición sine qua non es que la competición principal sea una liga con un máximo de 20 equipos.
Sobre la mesa se han puesto distintas posibilidades en torno a permitir el acceso desde las distintas ligas y competiciones europeas a una Superliga sin equipos fijos -por los quince permanentes más otros cinco rotatorios que ofrecía el proyecto inicial, que se distribuían entre copas y alguna liga europea. Fuentes cercanas al proyecto liderado por Florentino y secundado por Andrea Agnelli y Joan Laporta remarcan que sus impulsores siempre han estado dispuestos a negociar con la UEFA, y que ella como tal se ha negado a cualquier negociación. Del capital de la empresa de la Superliga participan, por el momento, Real Madrid, FC Barcelona, Juventus, Milan, Atlético de Madrid, Liverpool, Manchester United y City, Chelsea, Arsenal y Tottenham. En contrapartida, del comité ejecutivo de UEFA forma parte desde abril de 2021 Karl Heinz Rummenigge, hasta junio del año pasado director general del propio Bayern. "Me gustaría intentar mediar entre la UEFA y los doce clubes disidentes", afirmó Rummenigge en su asunción como representante de la Asociación Europea de Clubes en UEFA en sustitución de Agnelli.
El presidente de La Liga, Javier Tebas, dejó caer hace unos meses que los impulsores de la Superliga estaban planteando un nuevo formato con dos divisiones, siendo a la segunda de ellas a la que se accedería desde las ligas
La cantidad, orden y prioridad de los potenciales clasificados a la Superliga, así como la estructura del torneo inaugural es parte de lo que se pretende discutir, si bien la posición de UEFA como entidad es por ahora tajante en el sentido de no aceptar la nueva competición. Fuentes cercanas a los impulsores de la Superliga aseguran que el torneo sería gestionado por sus propios clubes - como sucede por ejemplo en la Liga española - y sería completamente abierto a las ligas nacionales, con las que no se simultaneará en el tiempo -la nueva competición se jugaría entre semana-.
Florentino y un margen de negociación con UEFA
El presidente de La Liga, Javier Tebas, dejó caer hace unos meses que los impulsores de la Superliga estaban planteando un nuevo formato con dos divisiones, siendo a la segunda de ellas a la que se accedería desde las ligas, y no siendo esta una opción atractiva para ellas. En paralelo, el Gobierno español está en contra de cualquier competición que se lleve a cabo sin contar con el amparo de la UEFA ni diálogo con ella, según remarcan desde el Consejo Superior de Deportes. Es de notar en este sentido que el Ejecutivo español tiene grandes esperanzas puestas en hacerse con la organización del Mundial 2030, candidatura para la que el apoyo de la entidad que encabeza Aleksander Ceferin es esencial.
Por lo pronto, la vista del juicio que enfrenta en Luxemburgo a la Superliga con la UEFA ha dejado claro que hay margen para la negociación -la resolución está prevista para principios de 2023-. La Comisión Europea ha respaldado ante el Tribunal de Justicia de la UE que el ente rector del fútbol continental retire de sus competiciones a los clubes que lancen competiciones no autorizadas, lo que permitiría a Ceferin expulsar a los equipos de la Superliga de la Champions -con el viento de cola que ello podría tener en sus ligas nacionales-. Pero no así que impida a los jugadores de los equipos de la Superliga seguir representando a sus países en competiciones internacionales como la Eurocopa o la UEFA Nations League, ni en el caso de la FIFA, el Mundial.