El gas se convirtió en la gran preocupación de Europa cuando Rusia inició su invasión de Ucrania. El mayor proveedor de hidrocarburos de las grandes potencias europeas se convertía en 'enemigo público número uno'. España no fue menos, pese a depender menos del suministro ruso. El Gobierno, liderado por Teresa Ribera, activó un plan para ahorrar gas, ayudar a sus vecinos europeos y seguir encontrando nuevos proveedores. Pero, meses después de iniciar esta hoja de ruta, el escenario es diferente al esperado.
En primer lugar, porque ahora sobra gas. Mejor que sobre que no que falte, podría decirse. Según el boletín estadístico de Enagás de abril, la capacidad de almacenamiento de España está llena al 90% y dispone de 30.660 gigavatios hora (GWh) de gas almacenado que permite afrontar con holgura los próximos dos meses y cubrir la demanda de algo más de un mes en invierno.
El problema es que se han hecho los deberes por el lado de la oferta y la demanda ha contestado de una manera inesperada, como reflejan los últimos datos. La demanda convencional, aquella que no se dedica a la generación de electricidad, ha sido en los primeros cuatro meses de 2023 un 13,8% inferior a la de 2022. La caída se eleva hasta el 16,1% si se incorpora el gas destinado a la producción de electricidad.
Una caída de la demanda en las fábricas que está potenciada por “los altos precios de 2022 y la imposibilidad en muchos sectores de trasladar costes”, explica Carlos Martín, responsable de operaciones de Enerjoin. "También influye la subida continua de tipos que dificulta mucho el poder refinanciarse para salir adelante y la competencia en otras partes del mundo que no han sufrido como Europa, que además están llevando a cabo políticas intervencionistas mucho más bestias”, añade.
Rusia, el tercer principal proveedor
Tampoco los datos avalan la estrategia de buscar socios alternativos al gas ruso. Rusia ha pasado de suministrar el 8% del gas que llega a España en abril de 2022 a subir un año después hasta el 17,4%, el tercer principal proveedor tras Estados Unidos y Argelia. El Gobierno ha defendido en este incremento, un año después del inicio de la guerra, que estas importaciones las hacen empresas privadas y que la Unión Europea no ha impuesto sanciones al gas natural ruso.
Los 'traders' que operan en la compra y venta de metaneros hablan más de “oportunismo” que de “necesidad” del gas ruso. En febrero de 2022, el 5,7% pesaba el gas de Rusia en España se debía, prácticamente, a los contratos a largo plazo que tenían empresas como Repsol, Cepsa o Naturgy.
Unos contratos a largo plazo que se han mantenido con la guerra, mientras que otros metaneros de vendedores independientes se han encontrado en la gran red de regasificación. Empresas de trading Glencore, Louis Dreyfus o Trafigura venden a un precio muy competitivo en España sus barcos con gas de origen ruso, que no encuentran salida en otros puertos como Reino Unido y Holanda por las respectivas prohibiciones.
Tras su llegada a España, este gas sale vía gasoducto a Francia, se utiliza para cargar a otros metaneros que ya sí pueden venderse a los mercados con vetos o se utilizan para el propio consumo español.
'Un buen vecino'
El último punto que marca que la hoja de ruta no ha salido, tal y como se había comunicado, es que España se ha convertido en un socio clave en el suministro de gas, no para sus socios europeos, sino para Marruecos. Hace un año, los GWh de gas que se enviaban al vecino del sur por el gasoducto del Magreb desde Tarifa eran inexistentes, en abril de 2023 han aumentado hasta los 834.
El Gobierno español es ahora clave para que Marruecos tenga gas, ya que el Gobierno marroquí no tiene plantas de regasificación y Argelia le cortó el suministro en 2021 en su conflicto diplomático. Un conflicto que también afectó a España. La falta de gas argelino a través del Magreb ha desplomado en un 30% sus envíos a través de gasoductos y lo ha compensado en parte con sus entregas de gas natural licuado (GNL) a través de metaneros.
Un 9% del gas que ha entrado en abril al mercado español se ha ido hacia Francia y Marruecos
Francia también se ha beneficiado de la gran llegada de barcos a las regasificadoras españolas y de que el consumo nacional no ha sido el esperado. El vecino del sur ha aumentado un 20% sus envíos a través de la interconexión VIP Pirineos y ha rebajado en un 56% sus entregas, tal y como reflejan los datos de Enagás.
Si se tiene en cuenta el aumento de exportaciones por el norte y el sur, cerca de un 9% del gas que ha entrado en abril al mercado español se ha ido hacia Francia y Marruecos. Por su parte, el vecino del oeste, Portugal, ha aumentado más de un 100% sus exportaciones a España y ha incrementado también un 51% sus importaciones a través del VIP Ibérico.
Los últimos datos reflejan que España se ha convertido en un referente clave para todos sus vecinos en el suministro de gas. Gracias, en parte, a las compras de metaneros cargados de gas natural licuado de origen ruso que comparte, principalmente, porque su industria no lo consume.