La pandemia y la crisis económica posterior junto a la escasez de microchips a nivel global impidieron que 2021 fuese como se esperaba el año de la recuperación para las ventas de coches. Y es que entre enero y diciembre del año pasado se vendieron 859.477 unidades, un 32% menos que en el ejercicio 2019 anterior al inicio de la crisis de la covid 19.
Un mal año el de las matriculaciones de vehículos en España que tuvo un importante impacto en la aportación que hace el automóvil a la recaudación de impuestos. Según el dato ofrecido por la patronal de los concesionarios, Faconauto, en el transcurso de su Asamblea General, celebrada ayer en Madrid, Hacienda dejó de ingresar 1.200 millones de euros por la adquisición de vehículos el año pasado en comparación con lo recaudado en ese 2019, último año “normal” para el mercado antes de la pandemia.
En 2021 el Estado recaudó 4.215 millones de euros por tributos vinculados a la adquisición de vehículos (Impuesto de Matriculación e IVA), frente a los 3.943 millones de 2020 y a los 5.466 millones de 2019, casi un 30% menos. Desglosado por el tipo de impuesto, las arcas públicas sumaron 467 millones de euros por el Impuesto de Matriculación y 3.748 en concepto de IVA , un 25% y un 5% más respectivamente frente a 2020. Este momento delicado se está viendo ahora muy mediatizado por los efectos que sobre las economías familiares está teniendo la guerra en Ucrania, el aumento de los precios o la fuerte escalada del coste del combustible.
Por ello, la patronal, aunque espera cierta mejoría de la situación en el segundo semestre, mantiene una previsión de cierre de ventas baja, con alrededor de 830.000 unidades, lo que justificaría la adopción de medidas coyunturales y de choque que contribuyan a revertir esta situación.
Faconauto, que hoy también ha presentado su memoria anual correspondiente a 2021, ha indicado que esta debilidad del mercado, además de la influencia negativa sobre la recaudación fiscal, explica un nuevo empeoramiento en la edad del parque automovilístico de nuestro país, que el pasado ejercicio aumentó 0,4 años de media, hasta los 13,6 años.
Incentivar las compras
Ha recordado que este contexto coincide en el tiempo con la obligatoria adopción de políticas de calidad del aire en las ciudades a través del establecimiento de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), coyuntura que podría usarse, de aquí a final de año, como palanca para desarrollar planes de descarbonización que incentiven la compra de vehículos con cuantías que varíen en función de la clasificación medioambiental de la Dirección General de Tráfico (0, ECO o C).
Esta propuesta de incentivos, que abarcaría todas las tecnologías sostenibles presentes en el mercado, podría acompañarse con la adopción de soluciones para la compensación de la huella de carbono, en los supuestos en que el vehículo nuevo produjera emisiones, aun siendo estas bajas. Actualmente los concesionarios ya están trabajando en la puesta en marcha de este tipo de sistemas de compensación para alcanzar el objetivo de neutralidad climática, haciéndola asumible a una base amplia de los ciudadanos, incluidos aquellos que no tienen los recursos para adquirir un vehículo 100% eléctrico.
Para la patronal de los concesionarios, la tormenta perfecta que está viviendo la automoción aboca a un nivel de matriculaciones muy alejado de lo que requiere nuestro mercado, y ello supone ya implicaciones negativas en la aportación a la recaudación de impuestos vinculados al automóvil o al imparable envejecimiento del parque. Por ello, propone poner en marcha planes de descarbonización del parque pues no sólo favorecerían a la consecución de los objetivos climáticos establecidos a nivel nacional y europeo, sino que permitirían acelerar la recuperación del sector y la expansión real del vehículo eléctrico.