España cuenta con 7 reactores nucleares. Una plantas que generan, de media, el 20% de la electricidad que se consume en España. Los principales dueños de estos reactores son Iberdrola y Endesa que, como adelantó Vozpópuli, ordenaron a principios de marzo parar tres reactores. Esta decisión ha marcado que, en ese mes, la caída de la producción nuclear se sitúe en el 31,7% respecto al mismo mes de 2023.
Estas paradas se deben a fallos técnicos y a los bajos precios. Endesa detuvo Ascó I por el cierre no previsto de una válvula. Iberdrola hizo lo propio con Almaraz I porque no casó en la subasta eléctrica. A estas indisponibilidades, se sumó una parada programada del reactor nuclear de Iberdrola en Cofrentes.
“Las posibilidades que tienen las centrales nucleares para modular su generación son limitadas (por haberse diseñado para funcionar en carga base), no es la primera vez que los reactores nucleares recortan su producción durante períodos de poca demanda y mucha generación renovable”, explican los analistas del Grupo ASE.
También está la versión ‘extraoficial’ de estas paradas. Algunos conocedores de la decisión señalaron que la orden de bajar la potencia de los reactores se tomó como protesta. Iberdrola y Endesa, que controlan la parten mayoritaria de las centrales con una pequeña colaboración de Naturgy y EDP, están en pleno ‘tira y afloja’ con el Gobierno por la nueva ‘tasa Enresa’.
Negociación entre Iberdrola y Endesa con el Gobierno
El Gobierno propuso en el arranque de este subir un 40% este impuesto que aplica a la producción de energía nuclear para financiar la gestión de los residuos radiactivos. Una iniciativa que Iberdrola y Endesa decidieron recurrir. Justo antes de la parada de los reactores, el equipo que lidera la ministra Teresa Ribera decidió dar marcha atrás y buscar una oferta alternativa.
Su nueva propuesta es subir un 30% esta tasa a Iberdrola y Endesa para financiar los cementerios nucleares, que tampoco convence a las eléctricas. Donde no existe ninguna negociación abierta es en la posibilidad de extender la vida útil de estos siete reactores. Ni las empresas ni el Gobierno han entablado conversaciones oficiales para revisar su acuerdo de cierre ordenado de 2019. Y, si nada lo impide, la central de Almaraz iniciará su cierre en 2027 y este plan terminará en 2035 con la clausura de Trillo y Valdellós II.
Un mes sin necesidad nuclear
El desplome de la producción nuclear respecto a marzo del año pasado, a lo que supone su funcionamiento a plena carga, coincide con un mes en el que el precio de la electricidad está en mínimos. El mes ha cerrado con un precio de 20,31 euros megavatio hora, que es un 49% menos respecto a febrero y una caída del 77,4% en comparación con su nivel hace un año (89,70 €/MWh).
Los analistas de Grupo ASE señalan que hay que remontarse a los meses más duros de la pandemia, hasta abril de 2020 (17,65 euros megavatio hora) para encontrar un precio más bajo. La producción renovable ha cubierto el 67,6% del mix de generación en marzo, fulminando el récord que había establecido el mes pasado (61,7%).
El extraordinario aumento de la generación hidráulica, que ha crecido un 141,6% respecto a hace un año. La eólica se redujo un 9% y la fotovoltaica se contrajo un 1,7% por la menor radiación solar, un suceso donde también se culpa de un posible aumento de los vertidos técnicos y económicos.
El aumento renovable provocó, al igual que ha sucedido con la nuclear, un descenso del 41,6% en la actividad de los ciclos combinados de gas, que apenas alcanzaron un 7% del mix. Un factor clave para este desplome de precios.