Los indicadores económicos que se están publicando este verano demuestran que el sector industrial español está entrando en recesión más rápido que el conjunto de la economía española, lo que aleja la posibilidad de que la industria incremente su peso en el PIB hasta el 20% como exige la Comisión Europea.
A cierre de 2018, la industria española solo aportaba un 16,1% al PIB, cuatro puntos por debajo del objetivo fijado por Bruselas en la Estrategia Europa 2020, que actualmente solo se cumple en tres comunidades autónomas: Navarra, País Vasco y La Rioja. Antes de la crisis, la industria suponía un 16,5% del PIB.
Según los datos de negocio empresarial divulgados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la facturación de las empresas de la industria manufacturera y extractiva cayó un 5% interanual en el mes de junio, mientras que la del conjunto del tejido empresarial se mantuvo sin cambios (0% interanual), compensada por la subida del 4,9% en los ingresos de compañías de servicios no financieros de mercado y del 0,7% en el comercio.
Comisiones Obreras considera que la situación es de "alerta", ya que "la actividad manufacturera ha caído por primera vez en 5 años en 2019 y el empleo ha caído en junio por segundo mes consecutivo, y al mayor ritmo de los últimos cinco años y medio", según su informe de julio Economía, industria y perspectivas para España en 2019 al que ha tenido acceso Vozpópuli.
El comercio global, principal culpable
El número de empleados en el sector industrial también ha bajado, de los más de tres millones de trabajadores que tenía antes de la crisis a los apenas 2,7 millones que tiene en la actualidad. La producción, por su parte, acumula un crecimiento de sólo un 0,4% en lo que va de año.
La mala situación del sector industrial se debe principalmente a la caída del comercio a nivel internacional, que ha provocado una fuerte contracción de la demanda externa y de los pedidos, al tiempo que aumentaban los costes de producción. "Como no hay demanda de producción, las empresas no están pensando en contratar, sino en despedir", advierte CCOO.
Han frenado también las exportaciones la incertidumbre por el brexit, así como las tensiones comerciales entre China y EEUU. Factores externos que se ven aderezados por la inestabilidad política interna.
Además, el hecho de que la industria española esté dedicada en su mayoría a actividades con intensidad tecnológica baja o media-baja es relevante, ya que le resta competitividad frente a la de otros países que puede resultar más atractiva en plena revolución tecnológica.
Aporta la mitad a la cadena de valor
Todo ese caldo de cultivo ha provocado que España haya quedado perjudicada en su posición en la cadena de valor industrial global, ya que ha pasado de aportar el 2,4% del total en 2008 a tan sólo el 1,3% el año pasado, según los datos recogidos por CCOO.
A pesar de la contracción de la industria, el país mantiene un buen ritmo de crecimiento gracias al tirón de los servicios, que lamentablemente concentra muchos puestos de trabajo poco cualificados, que aportan poco valor añadido y abusan de la contratación temporal de poca calidad.