La empresa española, contenta con Pedro Sánchez no está. La patronal empresarial, la CEOE, se ha sentido traicionada por el Gobierno por el acuerdo alcanzado entre PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu para derogar la reforma laboral. Y son muchos los grandes empresarios que critican, en voz baja, la gestión de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, de la que se han sentido excluidos.
En este contexto de relaciones, Marc Puig, presidente y consejero delegado del grupo Puig, asumió este jueves la presidencia del Instituto de la Empresa Familiar, en sustitución de Francisco Riberas, presidente del grupo Gestamp.
Lo hace en un momento crucial para la asociación, la empresa española y también, en particular, para el grupo Puig, que en estos momentos negocia la compra por unos mil millones de euros de la firma de maquillaje británica Charlotte Tilbury.
"La situación demanda el máximo grado de colaboración público-privada", dijo ayer Marc Puig
Como presidente del IEF, y en representación de la empresa familiar, Puig tendrá que valorar si bajo su mandato de dos años es preferible tratar de tender puentes con Pedro Sánchez, o si, por el contrario, es momento de alzar aun más la voz crítica hacia el Gobierno. A tenor de su primer discurso como presidente del IEF, Puig parece haber escogido la primera opción.
En los últimos tiempos, la relación entre el IEF -en cuya junta directiva se sientan algunos de los empresarios españoles más poderosos, como Juan Roig, José Manuel Entrecanales, Juan March de la Lastra, Carlos Godó, Miguel Abelló...- con Pedro Sánchez no ha sido como para hacerse unas fotografías que enmarcar.
Pedro Sánchez asistió al congreso anual que el IEF celebró en octubre de 2018 en Valencia para clausurarlo, pocos meses después de que fuera nombrado presidente del Gobierno tras triunfar la moción de censura que activó contra Mariano Rajoy. No fue bien recibido por los empresarios asistentes, al menos no recibió el calor y los aplausos que sí obtuvo el líder del PP, Pablo Casado.
Pedro Sánchez excusó el pasado año, en el último momento, su no asistencia al congreso anual del IEF, celebrado en Murcia
El entonces presidente del IEF, Francisco Riberas, advirtió en su discurso en el congreso de Valencia, antes de dar paso a Sánchez, que ya sonaban "tambores que anuncian una ralentización del crecimiento y un posible cambio de ciclo a nivel económico mundial". Sánchez se comprometió en ese congreso a negociar con todas las fuerzas políticas "para lograr los mejores Presupuestos que necesita España".
El pasado año, en el congreso que el lobby empresarial celebró en Murcia, al que asistió el Rey Felipe VI, Sánchez fue también invitado. Pero en el último momento comunicó que no acudiría, siendo sustituido por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
El IEF va a "dialogar con todos, porque es nuestro talante, y porque la situación demanda el máximo grado de colaboración público-privada", manifestó este jueves Marc Puig. "Y vamos a hacerlo desde la modestia, pero con la fortaleza que nos confiere el notabilísimo esfuerzo que nuestras empresas han demostrado en este entorno de crisis sin precedentes", dijo.
"Para muchas empresas familiares, la supervivencia en el corto plazo será su única agenda", advirtió ayer Marc Puig
"Siempre hemos intentado colaborar con la Administración del Estado, tuviese el color político que tuviese, con voluntad de contribuir a resolver los problemas del país, y en particular los que afectan a la empresa familiar, y lo seguiremos haciendo”, aseguró el presidente del grupo Puig.
"Sabemos que el impacto económico de la pandemia no tiene precedentes. Para muchas empresas familiares, la supervivencia en el corto plazo será su única agenda", advirtió. "Quizás no puedan salvarse todas las empresas que existían antes de la crisis, pero muchas de ellas podrían sobrevivir con una batería de medidas adecuadas", señaló el nuevo presidente del IEF.
"No soy orador ni político"
Marc Puig finalizó ayer su intervención ante los socios del IEF recogiendo algunas de las palabras que su padre, Mariano Puig, utilizó para acabar su discurso cuando fue nombrado presidente del Instituto hace ahora 25 años: "Amigos, no esperéis de mí grandes discursos. No soy orador. Tampoco soy político. Soy empresario y, como tal, intentaré llevar el Instituto durante estos dos años de presidencia, con austeridad y con rigor".
El actual presidente y consejero delegado de Puig no tendría por qué haberse remontado al siglo pasado para citar a su padre. Hace tres años, en el congreso que el IEF celebró en Toledo, Mariano Puig levantó de sus asientos, a sus 90 años, a la mayoría de los 300 empresarios asistentes, que le distinguieron con un fuerte aplauso.
Por las mismas fechas en las que ardía una Cataluña en pleno desafío independentista, en octubre de 2017, Mariano Puig tomó la palabra en el congreso que la empresa familiar celebraba en la ciudad manchega. Hasta ese momento, los empresarios se habían mantenido en silencio sobre las protestas y la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre, como si nada ocurriera.
"Soy catalán, pero también me siento español", dijo Mariano Puig, arrancado una gran ovación. "En Cataluña hay un grave problema, existe, lo admitamos o no, soy optimista y espero que entre todos seamos capaces de resolverlo", añadió.