La crisis energética no ha pasado. Y muchos expertos avisan que irá a más. Mientras se intenta domar los precios de la electricidad, el petróleo y el gas natural provocan fuertes bandazos a la economía de aquellos que dependen al 100% de compras al exterior, como es el caso de España. Los problemas para saciar la demanda actual de estos hidrocarburos, principalmente el petróleo, está disparando su precio y el Banco de España advierte que irá a más. En 2025 la factura seguirá 'inflada' respecto a 2019.
“A pesar de la desaceleración prevista, al final del horizonte de proyección [2025], el precio del petróleo será un 20% mayor que antes de la pandemia, mientras que el precio del gas se habrá multiplicado por cuatro”, explica Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España, en la presentación de ‘Proyecciones macroeconómicas de la economía española (2023-2025).
Los expertos del Banco de España esperan que el barril de Brent, la referencia europea, cierre este año en 83,8 dólares. Unos niveles que se mantendrá en 2024 en 83,5 dólares el barril y reducirá su precio hasta los 78,8 dólares en 2025, según sus proyecciones. Es decir, dentro de tres años el precio del petróleo superará en cerca de un 20% los 67,31 dólares con los que cerró 2019.
El precio del Mibgas, la referencia gasística ibérica, esperan que no baje en 2024 y 2025 del entorno de los 50 euros megavatio hora, frente a los 12 euros en los que se situaba en diciembre de 2019. “Como consecuencia de la materialización de distintos shocks de oferta negativos a escala internacional, los precios del petróleo y del gas natural han repuntado recientemente por encima de lo esperado hace unos meses, incrementos que también han sido evidentes en la economía española”, señalan desde el Banco de España.
Los recortes de producción de la OPEP+, promovidos por Arabia Saudí y Rusia, han hecho que los precios del petróleo suban un 20% en los últimos tres meses, con el crudo Brent de nuevo por encima de los 90 dólares por barril por primera vez desde noviembre de 2022. Un bandazo que se traslada a los precios de los carburantes y contagia a toda la economía.
“Las numerosas interrupciones imprevistas en las refinerías han contribuido a provocar un repunte de los precios de la gasolina justo cuando la temporada de desplazamientos por carretera debido a las vacaciones estivales entraba en su punto álgido”, explicaba este miércoles George Brown, economista de Schroders.
El petróleo cambia los planes
Este ha sido el factor determinante para que el Banco de España haya decidido subir sus previsiones de inflación en el país para 2023 y 2024 (cuatro y siete décimas más, respectivamente). Gavilán explicó que de prácticamente las cuatro décimas de 2023 y cinco de las siete de 2024 responden a la evolución de los precios del petróleo en verano y a las cotizaciones en los mercados de futuro.
El precio de consumo de los carburantes y lubricantes para vehículos personales subió un 7,2% sólo en el mes de agosto (el último dato de IPC publicado por el INE). En términos armonizados (comparables con otros países de la UE), el encarecimiento respecto a julio fue dos puntos superior a la que registró la media (5,4%). Respecto al mismo mes de 2019 han crecido un 33%, una subida similar a la que ha registrado el conjunto de la UE.
No son sólo los carburantes. El petróleo es una importante materia prima para la producción de bienes y servicios. Por ejemplo, la gran dependencia que tiene la producción de plástico, que se fabrica en un 90% a partir de fuentes fósiles. Por tanto, la subida de los precios del petróleo repercutirá en la inflación subyacente de los próximos años, si ante subidas de la demanda, aquellos que controlan la oferta apuestan por cerrar el grifo.
