El turismo tiene un peso sustancial en el PIB de nuestro país de casi el 15%, por delante de otros sectores clave como el comercio, la construcción o la automoción. Concretamente, aportó 176.000 millones de euros a la economía española en 2018, según revela un informe elaborado por la asociación internacional World Travel & Tourism Council (WTTC), a la que pertenecen prácticamente todas las aerolíneas y gigantes hoteleros y de la turoperación del mundo.
En cuanto al empleo, Turespaña registró en julio 2,6 millones de puestos de trabajo vinculados a actividades turísticas. Esto se traduce en 89.668 nuevos empleos en el último año que representan el 13,6% del total de afiliados en la economía nacional. Los datos no hacen más que crecer: en diez años, entre 2009 y 2019, hemos ganado más de 600.000 trabajadores -por cuenta propia o ajena- en este sector.
Entonces, ¿por qué preocupa el turismo en España? La principal razón es la ralentización del turismo de 'sol y playa', que tantas alegrías ha dado en los últimos años. Nuestros destinos están perdiendo fuerza en en los principales mercados extranjeros -británico, alemán y nórdico- por la recuperación de otros destinos mediterráneos competidores, como Turquía, Túnez o Egipto, con una oferta similar y precios más bajos.
Las más afectadas son las islas. En el mes de julio Canarias ha tenido 30.337 turistas internacionales menos que en el mismo mes del pasado año y 71.100 menos que en julio de 2017, cuando se alcanzaron cifras extraordinarias. En el caso de Baleares, las caídas se dieron principalmente en el mes de junio, aunque fueron algo más ligeras: llegaron 4.257 visitantes menos que en el mismo mes de 2018, según las cifras de la estadística de coyuntura hotelera del INE.
Bajan las pernoctaciones de extranjeros en las islas pero también la estancia media, entre otros motivos, por el abaratamiento de los billetes de avión
Esto se ha reflejado en las pernoctaciones o noches que pasan estos viajeros extranjeros en los hoteles españoles. En términos interanuales, en julio se registraron 154.989 pernoctaciones menos en Baleares y 234.663 menos en Canarias. Y esto no se debe sólo a que llegan menos turistas de otros países, sino también al descenso de la estancia media de los mismos y, consecuentemente, el gasto dentro de nuestras fronteras.
Entre las causas se encuentra la bajada generalizada de las tarifas por parte de las aerolíneas 'low cost', que provoca que muchos viajeros no sientan la necesidad de amortizar su billete con más días de vacaciones. Así lo apuntaba la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) en su balance sobre el segundo trimestre del año, en el que aseguraba precisamente que "el abaratamiento de los precios del transporte aéreo permiten la realización de viajes más cortos".
Pero más allá de estos datos negativos, no estamos tan mal. La disminución de visitantes internacionales se ha compensado con el nacional, es decir, que cada vez más españoles eligen nuestra oferta turística y viajan por el país. Además, mientras el turismo de 'sol y playa' pierde fuelle; el urbano, de compras o cultural gana fuerza. Ambas cosas han hecho que el turismo en España continúe su senda de crecimiento en viajeros y pernoctaciones hoteleras.
En julio, un mes representativo por el aumento de movimientos en el país, los hoteles registraron 12,1 millones de viajeros, un 3,3% más que en el mismo mes de 2018, según los datos extraídos de la encuesta de ocupación hotelera del INE. También aumentaron un 1,1% las pernoctaciones hasta los 43,2 millones, aunque de forma más ligera por la reducción de la estancia media, actualmente en 3,57 días.
En cuanto a la rentabilidad de los hoteles, la facturación media diaria de los hoteles por cada habitación ocupada (ADR) fue de 102,8 euros en julio, lo que supone un aumento del 1,7% respecto al mismo mes de 2018, mientras que el ingreso medio diario por habitación disponible (RevPAR), condicionado por la ocupación registrada en los establecimientos hoteleros, alcanzó los 76,9 euros, con una subida interanual del 2,5%.
El papel de los españoles está siendo clave. En julio viajaron por el país 5,65 millones de residentes en el mismo, un 5% más que el año anterior, y realizaron 14,84 millones de pernoctaciones, un 4,6% más. De esta forma, cubrieron de sobra la leve bajada de los extranjeros, que sólo pasaron un 0,6% menos de noches que el año anterior.
Además, desde el Gobierno están motivando nuevos mercados fuera de la Unión Europea para paliar la caída en Canarias y Baleares, afectados también por otros aspectos ajenos como el 'brexit' en Reino Unido o la recesión en Alemania. Y parece que está funcionando. La patronal hotelera Cehat aseguraba hace unas semanas que la llegada de turistas estadounidenses, chinos y rusos a nuestro país está creciendo por encima del 10% este año, los dos primeros con los índices de gasto más altos del mundo.
Esto potenciará aún más el turismo de interior o urbano, que ya muestra "importantes incrementos", según la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Ya en julio, los foráneos redujeron sus estancias en las islas y las aumentaron en las comunidades Asturias (+2,7%), Castilla-La Mancha (+7,6%), Cataluña (+2,3%), Extremadura (0,4%), Galicia (+2,1%), Madrid (+7,2%), Navarra (0,9%), País Vasco (+5%), La Rioja (+0,8%), Ceuta (+7,4%) y Melilla (+1,3%).
Los resultados de julio no son aislados. Las pernoctaciones realizadas en hoteles españoles se incrementaron un 1,6% en los siete primeros meses del año respecto al mismo periodo de 2018, con un repunte especialmente destacable en el mes de junio (+2,6%). Estos datos hacen pensar que España mantendrá su sitio en el podio como segunda potencia turística más importante del mundo, sólo por detrás de Francia.