El sistema de pensiones está al límite: cerró 2017 con un desfase de casi 19.000 millones, el mayor de su historia y sobreviviendo gracias al préstamo del Estado para pagar las pensiones. Un síntoma más de su claro agotamiento y de la imperiosa necesidad de plantear una reforma de calado que asegure su sostenibilidad en el futuro, sin mermar la suficiencia de las prestaciones de los ciudadanos.
¿Pero están avanzando los políticos? Los portavoces del Pacto de Toledo presumen siempre de Comisión, dicen que son el claro ejemplo de cómo los partidos son capaces de ponerse de acuerdo cuando la situación lo requiere. Pero no es lo que estamos viendo en esta ocasión. Las recomendaciones se iban a presentar hace ya más de seis meses y hoy nadie se atreve a asegurar de que llegarán al Gobierno antes del verano.
"Nos tomaremos el tiempo que haga falta", argumentan los políticos de distintos colores políticos, pero lo cierto es que el acuerdo hoy es toda una quimera. El PP y el Gobierno se agarran a un optimismo que poco o nada tiene que ver con la situación real del sistema y el PSOE sigue exigiendo que las pensiones vuelvan a ligarse al IPC. Ciudadanos se siente fuerte en todas las negociaciones tras los resultados de las elecciones catalanas y Podemos solo piensa en derogar la última reforma. Mal vamos.
Báñez anunció a bombo y platillo el miércoles la vuelta al equilibrio presupuestario a pesar del déficit de 19.000 millones
El miércoles los partidos escenificaron claramente la situación. La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, derrochó optimismo al anunciar a bombo y plantillo el inicio del camino hacia el equilibrio del sistema. Una afirmación un tanto curiosa si tenemos en cuenta que fue ella quien dijo en esa misma comparecencia que el déficit rozaría los 19.000 millones.
"La Seguridad Social ha iniciado ya su vuelta al equilibrio presupuestario", llegó a decir a los diputados allí presentes, obviando la realidad de un sistema que, hoy por hoy, sigue en parada cardiorespiratoria, sin saber si las soluciones que se están poniendo encima de la mesa serán suficientes para devolverle al mundo de los vivos o si acabarán por certificar su muerte.
Las propuestas
Y en la réplica, muchas críticas, mucha queja y poca propuesta productiva. Eso sí, cada partido va presentando públicamente y sin tener en cuenta el Pacto las medidas que creen que hay que adoptar para solucionar el problema. El PSOE fue uno de los primeros en retomar el tema públicamente al proponer la creación de un impuesto a la banca que salve las pensiones. Una medida que solo aportaría unos 1.000 millones y que, según los expertos, acabarían pagando los consumidores.
Hace solo unos días la propia ministra avanzó en una radio la intención del Partido Popular de proponer al Pacto de Toledo que los ciudadanos puedan elegir los años que se utilizan para calcular la pensión. Y otros partidos como Podemos no han presentado aún una propuesta nueva y distinta a la de las últimas elecciones, pero sí han esbozado algunas líneas de lo que les gustaría hacer en su alternativa de Presupuestos Generales.
Hoy por hoy parece difícil que los partidos consigan pactar las recomendaciones en un tiempo razonable
Entre las medidas del partido morado, destaca la idea de penalizar el ahorro privado eliminando las deducciones de los planes de pensiones, un elemento que el resto de partidos quiere impulsar dado el riesgo que existe de que las pensiones pierdan mucho poder adquisitivo en el futuro. De hecho, hay bastante consenso entre el resto de partidos en la idea de dar un mayor impulso a los planes de empresa en las recomendaciones sobre la reforma.
Lo que está claro es que va a costar que los partidos se pongan de acuerdo en las 22 recomendaciones y que consigan enviarlas al Gobierno en un plazo razonable y con la firma de todas las formaciones. Y si eso es complicado, no hablemos ya de la posibilidad de que el Gobierno plantee una reforma de calado y consiga el apoyo de los grupos para sacarla adelante. Tendrían que ponerse mucho las pilas para conseguirlo.