La transición al coche eléctrico en España sigue siendo mucho más lenta de lo que el Gobierno viene anunciando los últimos dos años. Y no por falta de modelos en el mercado, sino por falta de infraestructuras y por un Plan Moves que no es una ayuda real. El comprador debe adelantar el importe y tarda entre uno y dos años en recibir la subvención, siempre y cuando sea capaz de aportar todo el papeleo burocrático que se le requiere.
Los fabricantes sí están volcados, de manera casi obligada, a ofrecer todo tipo de modelos en casi cada segmento, pero los puntos de recarga siguen siendo muy escasos, crecen a un ritmo muy lento y los problemas administrativos ralentizan aun más la puesta en marcha.
Y si Europa avanza despacio, España lo hace aún más lento y en el primer trimestre del año sigue sin lograr acelerar el ritmo de desarrollo de infraestructura de recarga, ocupando de nuevo las últimas posiciones en el ranking europeo.
En los tres primeros meses del año, se ha alcanzado una valoración de 4,5 puntos sobre 100 en el indicador de infraestructura de recarga, que representa un aumento de tan solo 6 décimas. España se sitúa así muy lejos del ritmo de desarrollo de la media europea que logra crecer en 1,3 puntos, hasta alcanzar una valoración total de 10,6 puntos.
La región que presenta el mejor crecimiento trimestral es Cantabria (1,5 puntos), seguida de Castilla y León, Cataluña y Navarra, con 0,8 puntos en los tres casos.
Durante este primer trimestre, se han instalado apenas 2.115 nuevos puntos, sumando un total de 20.243 puntos de recarga en toda España. Y aunque es uno de los mayores crecimientos trimestrales recogidos en el Barómetro de la Electromovilidad de Anfac, la realidad es que la mayoría, más de 1.500, de estos nuevos puntos son de potencia de hasta 22 kW o inferior, lo que indica que el 73% del crecimiento de la infraestructura se produce en un rango de potencia baja, siendo solo el 21% restante con potencia superior a 22 kW y, en concreto, el 2% de al menos 150 kW.
Puntos de carga lenta
En este sentido, es importante acelerar no solo los puntos de recarga, sino impulsar una infraestructura de recarga de suficiente calidad con potencias superiores a 150 kW que sea capaz de abastecer y facilitar el despliegue de vehículo electrificado, principalmente fuera de las ciudades, en la red de carreteras.
Actualmente, solo 801 puntos de recarga de acceso público corresponden a potencias de 150 kW o superior y
cabe destacar que del total de puntos de recarga de acceso público de alta potencia existente (superior a 250 kW), aproximadamente el 85% responde a proyectos de fabricantes de automóviles. Las dificultades administrativas asociadas al desarrollo de estos proyectos son una de las barreras más importantes en la actualidad.
El despliegue de este tipo de infraestructuras de alta potencia, que permite recargas similares a la experiencia de repostaje de un vehículo de combustión interna, es esencial para el desarrollo del vehículo eléctrico y absolutamente prioritaria para la movilidad eléctrica con vehículos pesados para el transporte de mercancías y personas.
La lenta burocracia referenciadas anteriormente se ven reflejadas en los 6.475 puntos que se encuentran fuera de servicio, debido a que no se han podido conectar a la red de distribución eléctrica o por encontrarse en mal estado o averiados.
A pesar de todo, el aumento registrado en este periodo es insuficiente para alcanzar el objetivo marcado de 45.000 puntos de recarga de acceso público, necesarios para dar cobertura al objetivo del Fit for 55, objetivo marcado desde ANFAC. La distancia es incluso mayor respecto a estos objetivos indicados en el Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia, que fijan entre 80.000 y 100.000 los puntos de recarga de acceso público necesarios para 2023.
