El cuadro de Scarface, la película en la que Al Pacino hizo del narcotraficante Tony Montana, que Christian Bragarnik colgó alguna vez en su despacho de la agencia Score Fútbol en Buenos Aires muestra que el nuevo propietario del Elche no parece un hombre preocupado por el qué dirán.
Al mando de una empresa sin página web, Bragarnik llega al club alicantino con el aval de ser el empresario más importante del fútbol argentino. En pleno contexto inflacionario en ese país, su inversión, de unos 28 millones de euros para adquirir el Elche y 'sacarle' de números rojos, es algo al alcance de unos pocos elegidos.
Y él parece serlo, aunque primero tuvo que asumir que nunca cumpliría su sueño: ser una estrella de fútbol. Lo dejó para regentear un videoclub, donde descubrió el 'hobby' de editar vídeos, según detalló en su día el periodista argentino Gustavo Grabia. Al tiempo, Bragarnik se graduó de abogado y dio en la tecla que lo unía todo: la representación de futbolistas.
Su trampolín fue en 2001 al colocar en el Irapuato mexicano a un jugador, Mariano Monroy, del pequeño Arsenal de Sarandí, propiedad de la familia del tan histórico como todopoderoso mandamás del fútbol argentino y exvicepresidente de la FIFA, Humberto Grondona (fallecido en 2014 tras 35 años en el poder). Llamativamente, en solo un año, Bragarnik pasó de ser el representante de Monroy al presidente deportivo de la sociedad anónima que controlaba al Irapuato y al Querétaro mexicano.
La sombra del narcotráfico
Tiempo después, la franquicia, dirigida por Paul Solórzano Lozano y Jorge Mario Rios Laverde, colombianos vinculados a Joaquín El Chapo Guzmán, fue desafiliada del fútbol mexicano por sus vínculos con el narcotráfico. Bragarnik regresaría a Argentina con el expertise suficiente para disparar su carrera.
"Me tocó ir a trabajar en la parte deportiva y con el tiempo me enteré de que aparentemente los capitalistas del club (Querétaro), su dinero, venía del narcotráfico", dijo Bragarnik, del que su entorno dice que solo se centra en el negocio sin mirar las causas particulares, en una entrevista al diario Tiempo en el año 2015.
No es casualidad que el principal activo de los más de 100 futbolistas que gestiona actualmente Bragarnik sea un jugador que pasó por Arsenal, México y Boca
El mismo medio, en 2019, señaló a Claudia María Angelici, hermana del presidente de Boca, Daniel, con un alto cargo en la Agencia Tributaria argentina, como la responsable de frenar una investigación que se abrió en octubre de 2014 por un pase sospechoso de Argentina a México gestionado por Bragarnik.
Para 2014, el agente ya era suficientemente poderoso en la intermediación del semillero argentino con las fortunas mexicanas. El mundo del fútbol empezaba a hablar de sus vínculos con el, desde 2011, presidente del club más grande del país, Boca Juniors, el propio Daniel Angelici, 'delfin' de Mauricio Macri.
Un imperio en Argentina y grandes socios
No es casualidad que el principal activo de los más de 100 futbolistas que gestiona actualmente Bragarnik sea Darío Benedetto, jugador con pasado en Arsenal de Sarandí, el Tijuana y el América de México y Boca Juniors antes de fichar por el Marsella francés, su mayor operación con un futbolista de Boca al mercado europeo por alrededor de 20 millones.
Fuentes del sector apuntan que el presidente de Boca, en plena carrera electoral por seguir o no en el club, estaría también detrás del nuevo salto de Bragarnik al fútbol español. Llegaría, quizás, de la mano de Diego Armando Maradona, uno de los 15 entrenadores que el empresario gestiona, ahora, con fuerza, tras haberlo acercado al Dorados de Sinaloa en 2018.
Hoy Bragarnik es su representante y Maradona, el activo que más visibilidad da al empresario a nivel internacional. La mayor prueba del vínculo entre el mítico exfutbolista y el mayor intermediador del fútbol argentino es que este ha bajado el cuadro de Scarface de su despacho en el lujoso barrio porteño de Puerto Madero para poner uno de D10S.
