Hace justo tres años, una tonelada de maíz en origen costaba 177 euros. Hoy, sobrepasa los 379 euros. La pandemia en primer lugar, la escalada de la energía y la guerra en Ucrania han disparado los costes de producción de los agricultores y ganaderos. Desde el sector cifran en un 40% la subida de los insumos: "Es una salvajada, no ha pasado jamás". Y como suben los insumos, suben también los precios que cobra el campo por sus productos.
La subida de los costes de producción se ha traducido en el incremento de buena parte de los productos agrícolas y ganaderos y de las frutas y hortalizas. El trigo blando, por ejemplo, cuesta este mes un 110% más que en las mismas fechas de 2019. Lo mismo ocurre con la cebada pienso (116% más), el aceite de oliva virgen extra (44% más), los plátanos (237% más) o los huevos medianos de tipo suelo (114% más). Pero no todo se ha encarecido. Productos como las berenjenas, las cebollas, las patatas o los lechones de 20 kilos cuestan menos que hace tres años.
El impacto de la subida generalizada de los insumos no afecta de la misma manera a todos los sectores. Cada mercado tiene sus tiempos, sus flujos internacionales y una forma determinada de producir. No tiene los mismos costes la cría de ganado que una plantación de fresa. Los precios de los cereales en España, por ejemplo, dependen de las bolsas mundiales porque nuestro país es "netamente importador", explica Tomás García Azcárate, investigador del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC. En el caso del aceite de oliva, los precios mundiales los fija el mercado español. Y en el sector del porcino, donde también somos exportadores, se refleja "muchas veces lo que está pasando en el mercado chino".
2019 fue el último año antes de la llegada de anomalías como la Covid-19 o la guerra en pleno centro de Europa. En el campo, el estallido de la pandemia se tradujo en más costes por la gestión de las plantillas o por las medidas de protección sanitaria. Sin embargo, la agricultura y la ganadería sobrevivieron al temporal gracias a las ayudas al sector y a la respuesta de sus empresas y trabajadores. "En 2020, la verdad es que la respuesta fue muy buena. En cuanto a precios, fue un año de cierta estabilidad. El abastecimiento fue bueno y la producción también se mantuvo… Salimos bien librados para la que se nos vino encima", recuerda José Luis Miguel, director técnico de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
Tanto Miguel como García Azcárate sitúan el inicio de la gran escalada de los costes el año pasado, con la espiral de los precios de la energía. Subió el gasóleo, los piensos, los productos fitosanitarios y la maquinaria, entre otros. A finales de 2021, según la COAG, los costes de producción ya se habían elevado un 30%. "Y después del comienzo de la guerra de Ucrania han subido al 40%. Es una salvajada, no había pasado jamás", asegura el director técnico de la organización.
Las subidas de los precios desde 2019
El subidón de los precios agrícolas y ganaderos queda constatado en los informes semanales que elabora el Ministerio de Agricultura. Estos documentos beben de fuentes como las lonjas de las comunidades autónomas, las cooperativas o las empresas. Los precios que detallan son, en palabras de García Azcárate, "los más próximos" a lo que cobra el trabajador y las empresas del campo por el género. Son los valores medios de producción. Los precios de salida de unos productos a los que luego les espera las distintas etapas de la cadena hasta llegar al supermercado.
Para elaborar la siguiente tabla, se ha tomado como referencia los precios del último informe semanal disponible, que expone los datos recogidos durante la semana 20 de 2022, es decir, entre el 16 y el 22 de mayo. Vozpópuli ha comparado estos precios con los recogidos en el informe de la semana 20 de hace tres años. En la tabla se muestra una parte representativa de los distintos productos desglosados por el Ministerio. No se incluyen, por ejemplo, aquellos productos que figuran en los informes actuales, pero que en el informe de la semana 20 de mayo de 2019 aún no estaban categorizados.
Así, en la comparativa se observa una escalada generalizada de los productos agrícolas. Se aprecian incrementos muy grandes en el precio de la tonelada de pipa de girasol convencional (96% más) o del trigo duro (136% más cara). En cuanto a las hortalizas, se observan subidas algo más moderadas en algunos productos y bajadas en otros. Este último caso es el de las zanahorias, la patata o la cebolla, que en estos momentos cuestan menos que hace tres años. Respecto al género ganadero, las subidas de los productos que aparecen en la tabla no superan el 50%, salvo en el caso de algunos tipos de huevos, cuyos precios han experimentado una subida cercana al 100%.
¿Cómo golpea la guerra en Ucrania?
El último golpe inesperado al mercado agrícola y ganadero llegó con la guerra en Ucrania. La antigua república soviética es conocida por la fertilidad de sus suelos negros. Es uno de los grandes exportadores de cereales y abonos de Europa y, a nivel mundial, produce el 30% del girasol, el 19% de la colza, el 16% del maíz y el 12% del trigo, según la Federación Internacional de Semillas (ISF). De hecho, en España, provincias como Valencia y Tarragona fueron el año pasado grandes clientes de maíz ucraniano.
Según el investigador del CSIC, la atención sobre el aceite de girasol se ha trasferido en España al de orujo, repercutiendo a su vez en el precio del aceite de oliva. En la siguiente tabla, que compara los precios de la semana pasada con los de la semana previa a la invasión rusa (14 a 20 de febrero), se observan efectivamente grandes aumentos tanto en el precio del aceite de orujo de oliva crudo (48% más) como en el del orujo refinado (67% más). Respecto al aceite de girasol refinado convencional, si en la semana previa a la invasión costaba 150 euros los 100 kilogramos, la semana pasada ya eran 268 euros. Un 79% más en apenas tres meses.
La agresión rusa también ha afectado a los precios de los cereales y, por tanto, a la alimentación de la ganadería extensiva, detalla García Azcárate. Sin embargo -añade-, para los cerealistas la situación hoy "no es tan mala" porque el cereal que están vendiendo en estos momentos lo han producido con insumos anteriores a la crisis provocada por la guerra. Pero su situación sí que podría empeorar en el futuro, cuando cultiven el nuevo cereal con los nuevos costes, según este experto.