Al gigante farmacéutico Pfizer le quedan unos pocos meses para perder de manera definitiva el medicamento que le hizo mundialmente conocido y uno de los pocos tratamientos efectivos contra la disfunción eréctil, un problema que sufren uno de cada diez hombres en el mundo: la Viagra.
La conocida como “pequeña pastilla azul”, fácilmente reconocible por millones de personas por su color y su forma de rombo, salió por primera vez al mercado en 1998. Su lanzamiento fue tan novedoso que sólo durante los cuatro primeros meses después de comercializarse Pfizer logró más de 400 millones de dólares de beneficio, que se convirtieron en unas ventas de unos 1.800 millones de dólares anuales durante más de 20 años.
Abril de 2020
Más de veinte años después, Pfizer está a punto de perder el último reducto de exclusividad que tiene sobre el producto que una vez le convirtió en la ‘farma’ más reconocida a nivel mundial y las ventas sobre su medicamento no hacen más que caer. Durante los seis primeros meses, se redujeron un 30% a nivel mundial debido a la aparición de genéricos.
El motivo que explica que existan genéricos de Viagra en el mercado a pesar de que Pfizer continúe teniendo parte de su patente original sobre el fármaco radica en una demanda que interpuso el gigante estadounidense a la farmacéutica israelí Teva, la compañía más potente a nivel mundial en el mercado de los genéricos.
A día de hoy, Pfizer continúa teniendo una patente sobre el sildenafilo -el componente clave de Viagra, que es la marca registrada- hasta abril de 2020, gracias a que en 2012 logró una extensión de su protección de exclusividad en el mercado estadounidense sobre el preciado medicamento. En 2013, no obstante, perdió los derechos de exclusividad comercial del medicamento en Europa y Japón, que después de EEUU, eran dos de los grandes mercados del fármaco.
En 2012, Teva Pharmaceuticals anunció que, a pesar de la extensión obtenida por Pfizer, iba a lanzar su genérico de Viagra, ante lo que el gigante norteamericano optó por demandarle alegando que había incumplido la ley de patentes. Sin embargo, al verse con las de perder, Pfizer terminó llegando a un acuerdo con Teva mediante el cual permitió que la farmacéutica israelí comercializase su genérico del fármaco contra la disfunción a partir de diciembre de 2017 a cambio de pagar royalties.
En realidad el acuerdo fue un sinónimo de perder el litigio para Pfizer, que se ha visto obligado a dejar de ser el único fabricante de sidenafilo antes de tiempo. En tan sólo un año, las ventas de la famosa pastilla azul de Pfizer cayeron en Estados Unidos un 73%.
Plan B
A pesar del duro golpe, la farmacéutica estadounidense ha logrado desarrollar una estrategia corporativa con la que aspira a limitar los efectos del golpe que ha supuesto perder la Viagra.
Poco después de conocerse que Teva iba a lanzar su genérico, Pfizer anunció que comenzaría a comercializar su propia versión genérica del sidenafilo por un precio mucho inferior al de la Viagra, además de conceder programas de descuento para que sus consumidores pudieran obtener la pastilla de marca por menos precio.
De acuerdo con la página especializada en rastrear precios de medicamentos GoodRx, entre enero de 2018 y 2019 el 90% de las prescripciones médicas para paliar la disfunción eréctil en Estados Unidos fueron de versión genérica de Viagra, de las que un gran pellizco fue a parar aún así a Pfizer.
Fusión con Mylan
La última puntada al plan de Pfizer para intentar suavizar el golpe fue anunciada hace apenas unas semanas. El laboratorio estadounidense anunció que había llegado a un acuerdo "definitivo" para la fusión de su división de medicamentos sin patente, UpJohn, con la especialista en genéricos Mylan mediante un intercambio de acciones.
UpJohn aportará a la nueva empresa marcas como 'Lipitor', 'Celebrex' o la propia Viagra, líderes de ventas en China y otros mercados emergentes que Mylan podrá desarrollar como genéricos. Según los términos de la transacción, que ha sido aprobada de manera unánime por los consejos de ambas empresas, cada acción de Mylan se convertirá en una acción de la nueva empresa combinada, de la que los actuales accionistas de Pfizer controlarán un 57% del capital social, mientras que los accionistas de Mylan serán dueños del 43%.
Desde las dos compañías esperan que la nueva empresa puede llegar a alcanzar una facturación de unos 20.000 millones anuales. La compañía resultante de la fusión será renombrada al cierre de la transacción, algo que está previsto para mediados de 2020, estará dirigida como presidente ejecutivo por Robert J. Coury, actual presidente de Mylan, mientras que Michael Goettler, actual presidente de Upjohn, actuará como consejero delegado.
Lo cierto es que a pesar de perder la patente de la pastilla azul que convirtió a la farmacéutica norteamericana en lo que es hoy en día, Pfizer continúa reportando beneficios millonarios. Según su última cuenta de resultados, entre abril y junio obtuvo un beneficio neto atribuible de 5.046 millones de dólares (4.539 millones de euros), lo que supone un incremento del 30,3% respecto del resultado registrado en el mismo periodo de 2018.