Llevaba una temporadita quieto, pero está volviendo por sus fueros y de qué forma. Se trata de Jaime Castellanos, un poder fáctico para algunos y un enreda para otros, aunque un enreda que saca tajada siempre. Prepara el asalto a Vocento pero también quiere otra palanca de poder: el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), que preside su amigo y ¿socio? en el grupo de comunicación, José Manuel Entrecanales, dueño del Grupo Acciona.
Este organismo es una perita en dulce para alguien con ansias de poder, aunque le haya salido un competidor en el Consejo para la Competitividad que dirige Fernando Casado, curiosamente, antiguo director general del ente en cuestión hasta que le llamaron para dirigir de manera efímera Catalunya Caixa. Para sustituir a Casado en lo familiar ascendió Javier Quintana, un profesional de la casa, que llevaba desde 2003 currándoselo en el servicio de estudios y que, tras la marcha de su ex jefe a cotas teóricamente más altas, al fin tuvo su oportunidad.
Quintana lleva un par de años escasos trabajando codo con codo con el anterior presidente, Isak Andic, que inauguró su imagen pública. El tiempo pasó y le tocó rotar al jefe de Mango, sucediéndole Entreca. Hasta ahí todo correcto. La sorpresa saltó en forma de globo sonda: el rico heredero ahora al frente del IEF quiere cargarse a Quintana y poner en su lugar a Andrés Tejero, nadie sabe muy bien por qué motivos, en una operación que está generando creciente malestar entre los grandes apellidos que integran el IEF.
Tejero es un ex Telefónica de la etapa de Juan Villalonga. Parte de esa camada a la que el amigo de pupitre de Aznar hizo millonaria, y que luego echó enterita a patadas, aunque bien forrada, en los tiempos de las puntocom y la locura de Terra. Aquellos ejecutas tienen un punto en común: todos hablan mal de su antiguo patrón, del que se mofan en petit comité, aunque ninguno reconoce que les cambió la vida para siempre. También es común que, excepto Fernando Abril, ninguno ha mantenido después un cv digno del pasado telefónico.
Al parecer, Jaime Castellanos lleva tiempo presumiendo por los restaurantes de Madrid de su intención de controlar él mismo esta institución empresarial familiar, de peso específico probado, capaz de convocar en su derredor a las altas esferas de la política sin esfuerzo y, además, gozando siempre de amplia cobertura mediática. Un lobby, en suma, con una enorme capacidad de influencia.
Jaime Castellanos, un genio del “pelotazo”
La conexión parece clara. Entrecanales y Jaimecas son amigos de viejos tiempos. De hecho, la familia del primero ha sido accionista histórica de Vocento y aunque dijeron que se iban en la OPV de 2006, nunca se fueron. Ahí siguen, con una participación relevante. Tejero, a su vez, era CEO de Veo 7, la fracasada TDT de Unidad Editorial. Conviene recordar que el Grupo Recoletos (Marca, Expansión, etc.), presidido por Castellanos, fue vendido al grupo de Pedro J Ramírez y Fernández Galiano (entonces Unedisa; hoy Unidad Editorial) por un dineral, exceptuando el diario Qué, que fue “colocado” por el propio Castellanos a Vocento por unos 140 millones más.
Ahí demostró Castellanos su “genio”. Sacó a Bolsa Recoletos, la recompró y la volvió a vender; llegó a un acuerdo con Pearson y metió de consejera nada más y nada menos que a Marjorie Scardino; le metió un gol por la escuadra a Vocento y ahora pretende controlar finalmente esa casa. Conviene recordar que poco después de la venta del Qué irrumpió la crisis, de modo que no fue sólo Manuel Jove quien hizo operaciones de oro instantes antes de que estallara la burbuja.
Hay quien sostiene que, a cambio de tanto éxito, perdió bastante dinero a título personal con sus inversiones en Madoff, a través de la firma Morenés & Botín, de la que fue socio. Poco después del escándalo del fondo, esa sociedad se disolvió y Javier Botín tiró por un lado y Guillermo Morenés (marido de Ana Patricia Botín) por otro. Castellanos es cuñado de Emilio Botín. Con familiares así resulta más fácil hacer negocios, claro está.
Por lo demás, Tejero es un viejo cuate de Castellanos y, sin duda, no hace le ascos ni mucho menos a un cargo con reconocimiento, capacidad de llegada, poco trabajo efectivo y razonablemente bien o muy bien pagado.
Por suerte o por desgracia, la capacidad de lobby parece emanar ahora de estas agrupaciones empresariales que tan cabreadas tienen a la CEOE. El Rey o Montoro no han dudado en acudir a visitarles, ahí es nada. El propio monarca ha tenido que moverse, con lo delicado que está.
Entrecanales es un fijo en la muy selecta foto que componen los miembros del Consejo de Competitividad y, además, como se ha dicho, ahora preside el Instituto de la Empresa Familiar. Una potencia de fuego que, por lo visto, Castellanos quiere utilizar en su personal provecho y, tal vez, en el de su amigo Entreca. Atentos, pues, a ver si rueda la cabeza de Quintana para ser sustituido por Tejero, como todo el mundo da por hecho.