¿Qué le pasa a Artur Mas? Puede resultar comprensible que no quiera comparecer ante los periodistas en el palacio de la Moncloa tras su reunión con el jefe del Ejecutivo, que salga corriendo del Senado el día de la Conferencia de Presidentes o que le incomode posar junto al Rey saltándose las más elementales normas de la cortesía institucional con quien, le guste más, menos o nada, es hoy por hoy el jefe del Estado, su jefe del Estado, pero en esta huída hacia el soberanismo está perdiendo todas las formas.
Este Buscón se ha enterado de que Mas no quiso fotógrafos que inmortalizaran la reunión que mantuvo el pasado 28 de septiembre con el líder del PNV y candidato a la Lendakaritza, ïñigo Urkullu. Se desconocen los motivos, pero sólo hubo posado ante el fotógrafo "oficial" del PNV, y fue el partido jeztzale el que distribuyó la imagen a los medios de comunicación que quisieron publicarla.
Nos suponemos que ésto de construir un Estado es una tarea ardua que requiere de muchos esfuerzos y energías, pero no puede andar el catalán quedando mal con todos. Hay quien se malicia de que no era tanto una cuestión de formas como de fondo, esto es, que no quiere que le identifiquen con el País Vasco y su fracasado "plan Ibarretxe", vaya, que cada vez que se lo nombran le entra una especie de urticaria. Y es que las comparaciones son odiosas.
